El dolor de los demás
Sufrimiento
octubre 17, 2025
Algunas personas podrían decirle a alguien: “Siento tu dolor”, pero no lo sienten; no pueden hacerlo. Todo lo que pueden sentir es su propio dolor, que puede acudir en respuesta al sufrimiento de otro.
“¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, y se alzasen igualmente en balanza! Porque pesarían ahora más que la arena del mar” (Job 6:2, 3).
Vemos aquí que Job expresa su dolor a través de una metáfora. Y tú, ¿de qué modo expresas tu dolor?
Esta imagen nos da una idea de la manera en que percibía Job sus sufrimientos. Si todas las arenas del mar estuvieran de un lado de la balanza, y su “queja” y “tormento” del otro, sus sufrimientos pesarían mucho más que toda la arena.
Así de real era para Job su dolor; y este era el dolor únicamente de Job, y de ningún otro. A veces, escuchamos el concepto de “la suma total del sufrimiento humano”. Pero, eso no expresa realmente la verdad. No sufrimos en grupo. No sentimos el dolor de ninguno otro, sino el nuestro. Solo conocemos nuestra propia angustia. El sufrimiento de Job, por grande que fuera, no era mayor que el que cualquier otra persona pudiera sentir.
Algunas personas podrían decirle a alguien: “Siento tu dolor”, pero no lo sienten; no pueden hacerlo. Todo lo que pueden sentir es su propio dolor, que puede acudir en respuesta al sufrimiento de otro. Pero eso es todo; es su propio dolor, no el de la otra persona.
Escuchamos acerca de desastres, fabricados por el hombre o de otra clase, con enorme cantidad de muertos. Los números de muertos nos aturden. Apenas podemos imaginar tal sufrimiento masivo. Sin embargo, como con Job, como con cada caso de la humanidad caída desde Adán y Eva, en el Edén, hasta el fin de este mundo, cada ser humano solo puede conocer su propio dolor, y nada más.
Por supuesto, nunca queremos menoscabar el sufrimiento humano y, como cristianos, se nos llama a procurar ayudar a aliviar el dolor cuando y donde podamos:
“La religión pura y verdadera a los ojos de Dios Padre consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas en sus aflicciones, y no dejar que el mundo te corrompa” (Santiago 1:27).
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “¡Vengan, benditos de mi Padre! Hereden el reino que ha sido preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me recibieron; estuve desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a mí”. Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y fuimos a ti?”. Y respondiendo el Rey les dirá: “De cierto les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mateo 25:34-40).
Sin embargo, por mucho sufrimiento que haya en el mundo, podemos dar gracias porque ningún ser humano caído sufre más de lo que puede soportar.
Medita en la idea de que el sufrimiento humano se limita a cada persona individual. ¿De qué forma te ayuda a considerar el tema del sufrimiento humano bajo una luz algo diferente?
Job, al final de su angustia, declaró: “Hasta ahora solo había oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos” (Job 42:5, NTV).
El apóstol Pablo fue alguien que experimentó el sufrimiento en una dimensión muy diferente de la de Job. ¿Qué te parece conocer un poco de sus enseñanzas?
Fuente: LES, El libro de Job, 4.o trimestre de 2016, p. 36.
Autor: Escuela Bíblica
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/a-dor-dos-outros/
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