¿Una vida sin pecado?
Pecado
septiembre 17, 2025

¿Está enseñando 1 Juan 3:9 que antes de la segunda venida, alcanzaremos la condición espiritual de una perfección libre de la posibilidad de pecar?
Ángel M. Rodríguez
Permítanme citar el pasaje bíblico: «Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios». Juan no está hablando aquí sobre lo que se espera de la última generación de creyentes, sino de lo que Dios siempre ha esperado de todos los cristianos. Deberíamos examinar el versículo en su contexto.
1. Contenido del versículo
Diferentes versiones han traducido el verbo «pecar» de diversas maneras. Esto se debe a que el verbo en griego se encuentra en tiempo presente. Por eso hallamos, por ejemplo, que un cristiano «no continúa pecando» o «no peca continuamente/habitualmente». Según esas traducciones, Juan no está diciendo que los creyentes no van a pecar, sino que no estarán controlados por el pecado. Es una interpretación atractiva, pero acaso no sea necesariamente la mejor. Note que no pecar aparece como dependiente de haber nacido de Dios, y de que «la simiente de Dios permanece» en nosotros. No es algo que se pueda alcanzar si Cristo no habita en nosotros por medio de su Espíritu.
2. La falsa enseñanza
Juan escribe para proteger a los creyentes de los falsos maestros, que promovían una separación radical entre su experiencia religiosa y los valores éticos y redentores de la vida cristiana. Parecían haber alcanzado un estado espiritual no afectado por la conducta pecaminosa. Afirmaban tener comunión con Dios, pero caminaban en oscuridad, una metáfora para el pecado y la muerte (1 Juan 1:6). Afirman que no tienen pecado, pero Juan les aclara que se están engañando (vers. 8). También afirman conocer a Cristo, estar en él, pero no obedecen sus mandamientos (1 Juan 2:4).
Según Juan, si afirmamos estar en Cristo, tenemos que caminar así como Jesús caminó (vers. 6). Por ejemplo, no podemos odiar a otros mientras afirmamos vivir en la luz (vers. 9). Deberíamos interpretar 1 Juan 3:9 en el contexto de esta separación radical entre la experiencia religiosa y la conducta cristiana.
3. Perfección cristiana
Los cristianos que han nacido de Dios actúan de maneras que se corresponden con una existencia vida vivida en comunión con el Señor. La fe cristiana no es un conocimiento abstracto o una experiencia mística, sino una manera dinámica de vivir, al caminar así como caminó Jesús. No hay excusa para pecar, pero esto no significa que los creyentes hayan alcanzado un estado de perfección libre de pecado. Para Juan, la perfección cristiana implica en primer lugar que hemos vencido al mundo (1 Juan 5:4), es decir, que no estamos «bajo el control del maligno» (vers. 19, NVI). En segundo lugar, Juan dice que la naturaleza de la perfección cristiana depende de la confianza constante en la gracia perdonadora de Cristo: «Les escribo estas cosas para que no pequen. Pero, si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo el Justo. Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados» (1 Juan 2:1, 2, NVI). Jamás habrá un momento en el que no necesitemos su gracia. En tercer lugar, Juan reconoce que los cristianos pueden fallar al cometer «un pecado que no lleva a la muerte», pero esto no los coloca más allá del poder de Dios de darles vida (1 Juan 5:16, NVI). Jamás deberíamos separar el perdón de la gracia transformadora y continua de Dios.
Autor: Ángel Manuel Rodríguez es pastor, profesor y teólogo jubilado.
Fuente:
Adventist World, enero de 20202, p. 26.
https://www.adventistworld.org/enero-2020
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