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El viaje del ADN

prójimo

septiembre 26, 2025

Si existe la más mínima posibilidad de algún grado de parentesco entre nosotros, deberíamos pensarlo mil veces antes de querer ofender y tratar mal a alguien por su etnia, color, etc.

Maiara Costa

A mediados de 2016, se emitió en YouTube un vídeo producido por Momondo con el tema El viaje del ADN. Se entrevistó a personas de diversas nacionalidades sobre su origen familiar, su etnia y sobre los sentimientos que impregnaban su corazón hacia determinadas etnias. En el vídeo encontramos a algunas personas que son pueblerinas, otras patrióticas, otras orgullosas de lo que son, etc. Algunos declararon que se sentían muy felices de ser quienes eran, mientras que otros expresaron sus prejuicios hacia algunas naciones. En medio de la entrevista, se les propuso a esas personas aceptar hacerse una prueba de ADN para ver la posibilidad de encontrar un pariente lejano. Cuál fue la sorpresa de casi todos los allí presentes cuando descubrieron que, entre las personas seleccionadas, algunas estaban emparentadas ¡aunque nunca se hubieran conocido!

¿Te has puesto a pensar por qué hay tantas genealogías en la Biblia?

Una de las principales genealogías que tenemos es la de Génesis 5, junto con las dos de Jesús en los evangelios de Mateo y Lucas. Así como las genealogías sirven para contar la historia de los padres a través de la vida de sus hijos, también pueden de cierta manera mostrarnos que, en última instancia, ¡todos estamos relacionados! En la historia del ADN, todos tenemos un ancestro común, ya que fue a partir de ese ancestro común que Dios creó la raza humana (Hechos 17:26).

¡Esto es muy interesante! Si existe la más mínima posibilidad de que exista un cierto grado de parentesco entre nosotros, deberíamos pensarlo mil veces antes de querer ofender y tratar mal a alguien por su etnia, color, etc. ¿Te gustaría que un familiar tuyo fuera tratado de forma prejuiciosa e irrespetuosa? No lo creo, ¿no es cierto?

La Biblia presenta varios consejos sobre la forma en que debemos tratar a las personas. Y uno de los consejos más fuertes es que si tratamos a una persona con falta de respeto, no es sólo a ella a la que le estamos faltando el respeto.

1 Juan 4:20 afima lo siguiente:

“Si alguien dice: ‘Yo amo a Dios’ y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto”.

Todo ser humano, sin importar su etnia, fue creado a imagen y semejanza de Dios. Cuando maltratamos a la gente, estamos maltratando a Dios mismo, y, lo que es peor, estamos demostrando que no lo tenemos en nuestras vidas.

Para ti, querido amigo, que eres racista, fascista, misógino, etc. ¡Ten cuidado! Recuerda que, por creación, todos somos hijos de Dios y procedemos del mismo ancestro común. Por lo tanto, podría ser que cuando ofendes a uno de tus semejantes, además de ofender al creador que es Dios, ¡también estás ofendiendo a tu propio pariente!

Me gustaría concluir esta sencilla reflexión, con un texto que está en el libro Servicio cristiano, p. 269, que dice: “El nombre del hombre negro está escrito en el libro de la vida al lado del del hombre blanco. Todos son uno en Cristo. El nacimiento, la posición social, la nacionalidad o el color no pueden elevar o degradar a los hombres. El carácter hace al hombre. Si un hombre cobrizo, un chino o un africano da su corazón a Dios en obediencia y fe, Jesús no lo ama menos a causa de su color. Lo llama su bien amado hermano”.

Recuerda siempre que amar a Dios es amar a las personas, que son su imagen y semejanza.

Autor: Maiara Costa es teóloga.

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web:  https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/a-jornada-do-dna/

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