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¿Pueden los hombres perdonar pecados?

Perdón

abril 21, 2025

¿En qué sentido Cristo otorgó a los discípulos la autoridad de perdonar pecados (Juan 20:23)?

Alberto Timm

En Juan 20:21-23, Cristo concedió, después de su resurrección, una capacidad especial del poder del Espíritu Santo a sus discípulos, un poder que les permitiría tanto perdonar los pecados como negar el perdón. Este texto, así como los de Mateo 16:19 y 18:18-19, ha sido utilizado por muchos para justificar la búsqueda del perdón divino a través de la confesión a los sacerdotes y a los líderes religiosos. Pero las Escrituras no simplifican el perdón divino a este tipo de prácticas eclesiásticas.

En primer lugar, la Biblia enseña que es Dios quien perdona los pecados (según Isaías 43:25; Jeremías 31:34; compárese con Marcos 2:7 y Lucas 5:21). Este perdón debe buscarse directamente en él, a través de Cristo (ver Juan 14:6, 13-14; 1 Timoteo 2:5). En Mateo 6:9-13, Cristo enseñó a los discípulos a orar directamente al “Padre” en busca del perdón de sus “deudas”. En 1 Juan 2:1-2, se nos dice que podemos obtener el perdón de los pecados si buscamos al único “abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo” (RVC), que es el “sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo” (NVI).

También se nos advierte que las faltas contra otras personas deben ser confesadas y restituidas, si es necesario, directamente a ellas. En la oración del Señor aparecen las siguientes palabras: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12). Las implicaciones de esta afirmación las enfatiza Cristo: “Si ustedes perdonan a los otros sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los otros sus ofensas, tampoco el Padre de ustedes les perdonará sus ofensas” (Mateo 6:14 y 15; Colosenses 3:13).

La alusión a la autoridad para perdonar y negarse a perdonar los pecados en Juan 20:23 forma parte de la versión de la gran comisión del Evangelio que se encuentra en los versículos 21-23, que a su vez está directamente relacionada con los otros textos que hablan de esa misma comisión (véase Mateo 28:18-20; Marcos 16:15-18; Lucas 24:46-49; Hechos 1:5-8). Sobre el pasaje de Juan 20:19-23, el comentarista Raymond E. Brown ve un claro paralelismo entre la simple orden de bautizar (Mateo 28:19) y la predicción de cómo el bautismo separaría a las personas (Marcos 16:16), así como entre la simple proclamación del perdón (Lucas 24:47) y la previsión de las formas en que el poder del perdón separaría a las personas (Juan 20:23).

Cristo dio a la Iglesia, como comunidad de creyentes, la obligación de recibir como miembros de la Iglesia a todos aquellos que demuestran con su conducta la autenticidad de su arrepentimiento. También ha dado autoridad para expulsar de su comunidad a todos aquellos cuya conducta represente una clara negación de la fe. Aceptando a unos y rechazando a otros, apoyada en criterios bíblicos, la Iglesia ejerce la autoridad de perdonar los pecados y de retenerlos. Por lo tanto, sobre el principio de “por sus frutos los conocerán” (ver Mateo 7:15-23) que los discípulos de Cristo podían reconocer que el penitente había sido perdonado por Dios y, en consecuencia, también por la iglesia, y al impenitente como no perdonado.

Autor: Alberto Ronald Timm es doctor en Teología. El artículo fue tomado de la revista Señales de los Tiempos (Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira), julio-agosto de 2000, p. 21.

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/homens-podem-perdoar-pecados/

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