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¿Por qué tienen que ser juzgados los justos?

Juicio

marzo 6, 2023

Cristo… no puede asegurar la salvación de los que se limitan a profesar ser cristianos basándose en las buenas obras han realizado (ver Mat. 7:21-23). Los registros celestiales, por lo tanto, son algo más que una herramienta para separar los creyentes genuinos de los falsos.

Si hemos aceptado a Jesucristo como nuestro único Salvador y hemos sido perdonados de nuestros pecados, ¿por qué tenemos que ser también juzgados?

El juicio investigador, ¿pone en peligro la salvación de los que creen en Jesucristo? Por supuesto que no. Los verdaderos creyentes viven unidos con Cristo, confiando en él como Intercesor (Rom. 8:34). Su seguridad se basa en la promesa de que “Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1).

¿Por qué, entonces debe realizarse un juicio investigador anterior al advenimiento? Este juicio no es para el beneficio de la Deidad. Es primariamente para el beneficio del universo, puesto que refuta las acusaciones de Satanás y provee para la creación no caída la seguridad de que Dios permitirá entrar en su reino únicamente a los que estén verdaderamente convertidos. De modo que Dios abre

los libros de registro para una inspección imparcial (Dan. 7,9,10).

Los seres humanos pertenecen a una de tres clases: (1) Los malvados, que rechazan la autoridad de Dios, (2) los creyentes genuinos, que confiando en los méritos de Cristo por la fe viven en obediencia a la Ley de Dios, y (3) los que parecen creyentes genuinos pero no lo son.

Los seres no caídos pueden distinguir fácilmente quiénes pertenecen a la primera clase. Pero, ¿quién es un verdadero creyente y quién no lo es? Ambos grupos están escritos en el libro de la vida, que contiene los nombres de todos los que alguna vez han pasado a estar al servicio de Dios (Luc. 10:20; Fil. 4:3; Dan. 12:1; Apoc. 21:27). La misma iglesia contiene creyentes genuinos y falsos, el trigo y la cizaña (Mat. 13:28-30).

Los seres no caídos de la creación no son omniscientes; no pueden leer el corazón. “Por esto, se necesita un juicio —antes de la segunda venida de Cristo— para separar lo verdadero de lo falso y demostrar al universo interesado, la justicia de Dios que salva al creyente sincero. La cuestión se desarrolla entre Dios y el universo, no entre Dios y sus hijos fieles. Requiere que se abran los libros de registro y que se revele la verdadera naturaleza de los que han profesado fe y cuyos nombres han sido entrados en el libro de la vida.

Cristo describió este juicio en su parábola de los invitados a la boda que respondieron a la generosa invitación evangélica. Por cuanto no todos los que escogen ser cristianos son discípulos genuinos, el Rey viene para inspeccionar a los invitados y ver quién tiene puesto el vestido de bodas. Este vestido representa “el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia ‘le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brilllante’, ‘que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante’ (Apoc. 19:8; Efe. 5:27). ‘El lino fino’, dice la Escritura, es las acciones justas de los santos’. Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal”. Cuando el rey pasa revista a los invitados, únicamente los que se han colocado el manto de la justicia de Cristo, que tan generosamente se les ofreciera en la invitación evangélica, son aceptados como creyentes genuinos. Los que profesan ser seguidores de Dios pero viven en desobediencia y no están cubiertos por la justicia de Cristo, son borrados del libro de la vida (ver Éxo. 32:33). 

El concepto de un juicio investigador para todos los que profesan fe en Cristo, no contradice la enseñanza bíblica de salvación por fe por medio de la gracia. 

Pablo sabía que un día le sería necesario afrontar el juicio. Por lo tanto, expresó el deseo de “ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino al que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Fil. 3:9). A todos los que están unidos con Cristo se les asegura la salvación. En la fase del juicio final anterior al advenimiento, los creyentes genuinos que establecieron una relación salvadora con Cristo, son confirmados ante el universo no caído. 

Cristo, sin embargo, no puede asegurar la salvación de los que se limitan a profesar ser cristianos basándose en las buenas obras han realizado (ver Mat. 7:21-23). Los registros celestiales, por lo tanto, son algo más que una herramienta para separar los creyentes genuinos de los falsos. Constituyen además el fundamento para confirmar a los creyentes genuinos delante de los ángeles. 

“Lejos de robarle al creyente su seguridad en Cristo, la doctrina del santuario la sostiene. Ilustra y clarifica en su mente el plan de salvación. Su corazón penitente se regocija al comprender la realidad de la muerte sustitutiva de Cristo por sus pecados, como lo prefiguraban los sacrificios del santuario. Además, su fe proyecta hacia el cielo para encontrar su significado en un Cristo viviente, su Abogado sacerdotal que mora en la presencia misma del santo Dios.1

Autor: Escuela Bíblica

1 Creencias de los Adventistas del Séptimo Día. Buenos Aires: Casa Editora Sudamericana, 2007, pp. 363-364.

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web:  https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/por-que-os-justos-serao-julgados/

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