¿Qué significa la Santa Cena? ¿Quiénes pueden participar?
Santa Cena
febrero 24, 2023
La Biblia dice que debemos celebrar la Cena hasta que Jesús regrese. Cuando una persona participa en la Santa Cena, está demostrando que cree en el sacrificio de Jesús.
Prof. Leandro Quadros
Hay un texto bíblico en relación con la Santa Cena que muchos cristianos malinterpretan. Este versículo, dicen ellos, enseña que una persona “indigna” no puede participar de la Cena. Veamos: “De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor” (1 Corintios 11:27).
Para interpretar un texto bíblico hay que analizar su contexto (los versículos que le preceden o le siguen). Para entender esta declaración, tenemos que leer el versículo anterior y el posterior, y también saber qué significa “ser indigno” en este contexto.
La Biblia dice que debemos celebrar la Cena hasta que Jesús regrese. Cuando una persona participa en la Santa Cena, está demostrando que cree en el sacrificio de Jesús (versículo 26, léase también Juan 13:4-17). Por tanto, toda persona tiene derecho a demostrar que cree y acepta el sacrificio de Jesús en su vida.
Pero, ¿qué significa la expresión “indignamente” en el contexto de 1 Corintios 11:27? La clave de la interpretación está en el versículo 28: “Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa” (RVR-2015). En aquel tiempo, en la iglesia de Corinto, los pobres eran despreciados por los ricos cuando participaban de la Santa Cena. En este contexto, Pablo está llamando “indignos” a los ricos de aquel tiempo.
La Biblia es clara al decir que, después de examinarse interiormente, se puede participar en la ceremonia; por lo tanto, el “comer o beber indigentemente” es comer sin examinarse interiormente, sin reconocerse pecador y arrepentido de verdad (en el caso de los ricos de la época y también en nuestra situación actual).
Así que lo que Pablo está diciendo es que nadie debe participar sin examinar su interior y reconocer que es un pecador y que necesita a Jesús. El indigno es el que participa en la Santa Cena sin saber lo que está haciendo, sin comprender el sentido de la ceremonia y sin haberse reconocido pecador.
Aunque una persona no esté bautizada, debemos permitirle participar en la Santa Cena, porque en algunos casos puede ser la última oportunidad que tenga de aceptar el sacrificio de Jesús en su vida. La Cena del Señor es una ceremonia para pecadores que no quieren pecar más. Una persona que ha cometido algún pecado, pero no quiere volver a cometerlo, no debe dejar de participar en la Santa Cena. Mira el ejemplo de todos los discípulos justo antes del lavatorio de los pies: estaban peleando para ver quién era el más grande. Ninguno quería lavar los pies de los demás. Jesús no les negó lavarles los pies, ni siquiera a Judas. Todos cometemos errores. El “indigno” es el que no quiere reconocer ni abandonar su error. Probablemente no sea tu caso.
La verdadera ceremonia de la Santa Cena debe ir acompañada del “lavamiento de los pies”. Si una iglesia no lleva a cabo esta ceremonia, su celebración de la Santa Cena no es “completa”, como enseñó Jesús. Sin embargo, ¿cuál es la importancia del lavamiento de los pies? Veamos:
La ceremonia del “lavamiento de los pies” la instituyó el Señor Jesús como formar parte de la Santa Cena, la cual debe celebrarse hasta que Jesús regrese (1 Corintios 11:26). Podemos encontrar esta enseñanza en el Evangelio de Juan 13:1-10. Pero, ¿cuál es su significado? En el versículo 10 leemos: “Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio”. Podemos ver que el lavamiento de los pies es un “minibautismo”. Pero, ¿por qué lo necesitamos? Porque en la vida tropezamos y caemos. Debemos ser limpiados constantemente de nuestros pecados, y la ceremonia del lavatorio de los pies es una oportunidad para ello.
¿Habrá algo de malo en que no participemos en la ceremonia del “lavamiento de los pies”? Veamos el siguiente ejemplo bíblico (Juan 13:4-8):
“[Jesús] se levantó de la cena; se quitó el manto y, tomando una toalla, se ciñó con ella. Luego echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces llegó a Simón Pedro y este le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies a mí? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora pero lo comprenderás después. Pedro le dijo: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo no tienes parte conmigo”.
Después de levantarse, Jesús tomó una toalla y fue a lavar los pies de los discípulos. Cuando se acercó a Simón Pedro para hacer lo mismo, Pedro no quiso aceptar. ¿Sabes lo que dijo Jesús? Lee el versículo 8: “Si no te lavo no tienes parte conmigo”. Al oír esta afirmación, Pedro, aterrorizado, exclamó: “Entonces, Señor, lávame no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza” (RVC). La Biblia dice que si no aceptamos participar, no tenemos parte con Jesús, pues estamos demostrando que no poseemos el carácter humilde de Cristo.
Los primeros cristianos también realizaban el lavamiento de los pies. En 1 Timoteo 5:10 encontramos que Pablo orientó a Timoteo a dar cargos en la iglesia solo a viudas “si ha[n] lavado los pies de los santos” (los creyentes de la iglesia). Vemos aquí la importancia de esta institución en la vida de un creyente, pues demuestra la autenticidad de la conversión efectuada en su vida.
Dios tiene 2 propósitos principales al instituir el lavamiento de los pies:
– Purificarnos de los pecados (somos purificados porque al participar demostramos fe en el sacrificio de Jesús).
– Desarrollar en nosotros la “humildad”.
Cuando lavamos los pies de nuestro hermano, estamos diciendo que no somos más grandes que él. El Señor dijo: “Pues bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros” (Juan 13:14). Esto hace que aprendamos a ser más humildes, y que así nos preparemos para ir al cielo.
“Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan” (Juan 13:15). ¿Estás dispuesto a seguir el ejemplo de Cristo? Entonces busca la iglesia que practique esta ceremonia instituida por el Señor, y verás que Dios te bendecirá ricamente. Recuerda lo que dijo nuestro Salvador: “Si comprenden estas cosas y las ponen en práctica serán dichosos” (Juan 13:17, BLPH).
Autor: Prof. Leandro Quadros
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/qual-o-significado-da-santa-ceia-que-pessoas-podem-participar-cd/
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