La personalidad del Espíritu Santo
Espíritu Santo
enero 22, 2025
Hay por lo menos cuatro importantes evidencias bíblicas de que el Espíritu Santo es también un Ser personal distinto del Padre y del Hijo.
Pr. Alberto R. Timm, Ph. D.
Algunas personas tienen grandes dificultades para comprender lo que dice la Biblia sobre la naturaleza del Espíritu Santo. Esto se debe en gran parte a que enfatizan ciertas características de este ser divino en detrimento de otras, y no pueden conciliar los atributos de personalidad y omnipresencia en un solo Ser. Para ellos, si el Espíritu Santo es una Persona, entonces no puede estar en todas partes a la vez; y, por otra parte, si es omnipresente, entonces no puede ser una Persona. Basándose en esta presuposición, creen incluso que Dios Padre y Dios Hijo, al ser personales, solo pueden ser omnipresentes a través del Espíritu Santo, quien, a su vez, no puede ser más que un mero poder despersonalizado.
Si el criterio para establecer la verdad es solo la lógica humana, entonces el argumento anterior podría incluso considerarse correcto. Pero si examinamos detenidamente lo que la Palabra de Dios nos dice sobre el Espíritu Santo, nos daremos cuenta de que es un Ser tanto omnipresente como personal. Esto significa que la naturaleza del Espíritu Santo es un misterio respecto del cual la lógica humana debe inclinarse ante la revelación divina.
En la Biblia encontramos varios textos que confirman la omnipresencia del Espíritu Santo (véase Salmo 139:7-12; Juan 14:16 y 17; 1 Corintios 3:16; 6:19). Además, hay por lo menos cuatro importantes evidencias bíblicas de que el Espíritu Santo es también un Ser personal distinto del Padre y del Hijo. Una son las alusiones a que la Divinidad está compuesta de tres Personas distintas. Por ejemplo, en el bautismo de Jesús se oyó la voz del Padre desde el Cielo y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma (Lucas 3:21-22). Asimismo, tanto en la fórmula bautismal (Mateo 28:19) como en la bendición apostólica (2 Corintios 13:13) se mencionan claramente las tres Personas.
Otra prueba de la personalidad del Espíritu Santo es el hecho de que Cristo se refiere a él en Juan 14:16 como “otro Consolador” (griego állon parácleton) que el Padre enviaría en nombre de Cristo (Juan 14:26). Si el Espíritu Santo fuera el Padre mismo, como afirman algunos, ¿cómo podría el Padre enviarse a sí mismo? Al referirse al Espíritu Santo como “Consolador”, Cristo utiliza el mismo término griego parácleton que en 1 Juan 2:1 se traduce como “Abogado”. Así como este “Abogado [Cristo]” está “con el Padre” sin ser el Padre mismo, también a ese “Consolador [el Espíritu Santo]” se le denomina “otro Consolador”, que sin ser el Padre mismo, fue enviado por el Padre.
Una tercera prueba de que el Espíritu Santo es un Ser divino se encuentra en los diversos textos que lo asocian con varias características de una personalidad distinta dentro de la Divinidad. Por ejemplo, él “todo lo escudriña, aun las cosas profundas de Dios” (1 Corintios 2:10), derrama el amor de Dios en nuestros corazones (Romanos 5:5), distribuye los dones espirituales a cada uno “como él quiere” (1 Corintios 12:11) y puede ser entristecido (Efesios 4:30).
Además, la Biblia también afirma que el Espíritu Santo “intercede por nosotros” ante el Padre “con gemidos indecibles” (Romanos 8:26). ¿Cómo podría el Espíritu Santo interceder ante el Padre si él mismo fuera el Padre? Para sondear “las profundidades de Dios”, el Espíritu Santo debe ser plenamente Dios; y para interceder ante el Padre, el Espíritu Santo debe tener una personalidad distinta del Padre. Por tanto, creemos en el testimonio bíblico de que el Espíritu Santo es un Ser plenamente divino, omnipresente y personal.
Autor: Pr. Alberto R. Timm, Ph. D. por la Universidad de Andrews.
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web:
https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/a-personalidade-do-espirito-santo/
Si deseas saber más de la Biblia, solicita gratis el siguiente curso: