Presdestinación y libertad humana
Pecado
julio 10, 2023
¿Es verdad que el Nuevo Testamento enseña que ciertas personas están predestinadas a la salvación y otras a la perdición?
Ángel Manuel Rodríguez
Para algunos no importa lo que uno haga por cuanto la salvación o la perdición ya está decidida.
Durante siglos, el tema de la predestinación para la iglesia ha sido motivo de estudio. Las discusiones plantean asuntos relacionados con la libertad que tiene el ser humano, la soberanía de Dios, y la relación que existe entre el Creador y sus criaturas.
Con la finalidad de mantener el concepto de la libertad humana, algunos planteamientos en cierto modo limitan la soberanía de Dios. Otros en cambio, realizan un señalado esfuerzo para subrayar la soberanía de Dios, y con ello sacrifican la libertad del hombre. Un tercer grupo, para mantener ambos conceptos han elaborado complicadas argumentaciones teológicas.
Para estudiar temas de esta naturaleza uno se enfrenta con un dilema, ¿por dónde empezar? Sugiero que cada uno analice el tema comenzando a buscar en una concordancia la palabra «predestinación». Considerando que la mayor parte de la argumentación está centrada en el Nuevo Testamento, recomiendo que se concentre en dicha sección de la Biblia. Limitaré mis comentarios con la esperanza de estimularlo a proseguir con el estudio de este tema tan importante.
Le adelanto que el sustantivo predestinación no es utilizado en el Nuevo Testamento. Lo que uno encuentra es el verbo predestinar (del griego proorízo, que significa «decidir de antemano«). Un estudio del contenido de los seis versículos en los cuales aparece este verbo, revela lo siguiente:
1. La acción de predestinar fue hecha por Dios en la eternidad. Se dice que la decisión divina de predestinar se realizó «antes de los siglos» (1 Cor. 2:7). Esta expresión probablemente hace referencia al tiempo que hubo antes de la creación de este mundo. Esto implica que dicha decisión soberana de Dios no es el resultado de la influencia de ningún ser creado, por cuanto fue hecha antes de que ellos existieran. El énfasis está en la libertad divina.
2. La predestinación hecha por Dios supone un plan divino. Sea cual fuere la predeterminación de Dios, ella no es resultado de una decisión accidental. Él tiene un plan, y lo que sucede es resultado de su puesta en marcha: «En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad» (Efe. 1:11). Este plan fue de concepción divina en respuesta a un deseo de Dios y fue desarrollándose con el tiempo de acuerdo a su voluntad. El fundamento y la motivación del plan es el amor (Ibíd., vers. 5). Esto indica que el proyecto fue trazado para beneficiar a sus criaturas.
3. La predestinación de Dios y Cristo. Lo que Jesús experimentó en las manos de Herodes, de Pilato, los gentiles y el resto del pueblo de Israel, es lo que Dios ya había «determinado que sucediera» (Hech. 4:28). Fíjese que no determinó de antemano las malas acciones de los enemigos de Dios pero, sí anticipó los sufrimientos que padecería el Salvador en manos de los malvados. Dios no necesita impulsar a los malvados a que realicen malas acciones, por cuanto para esa gente es natural hacerlas. Con todo, incluso Dios utiliza el mal que ellos realizan para realizar el plan de salvación.
También Pablo sugiere que Jesús fue predestinado por Dios «para que él sea el primogénito entre muchos hermanos» (Rom. 8:29). La encarnación del Hijo de Dios forma parte del plan divino trazado desde la eternidad. Consistía en que él llegaría a ser uno de los nuestros, convirtiéndose en hermano de los pecadores.
4. La predestinación de Dios y los creyentes. Hay algunos asuntos específicos que Dios predeterminó para su pueblo. Estableció que su sabiduría se manifestaría en la persona de Cristo «para nuestra gloria» (1 Cor. 2:7). Esto no es algo que Dios quizás haría por nosotros. Mas bien, se trata de una determinación suya. Algo que él determinó hacer en favor de los creyentes. Gracias a Cristo somos glorificados.
Dios también «nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo» (Efe. 1:5). Para Dios este no es un tema negociable. Lo decidió unilateralmente, planificando un camino para que pudiera cristalizarse la adopción a la familia celestial antes de que nosotros fuésemos creados. Además, el plan incluyó la intención de Dios de que llegáramos a tener la imagen de su Hijo (véase Rom. 8:29). Este es su plan para aquellos que lo aman (Ibíd.). Nuestro Salvador predeterminó el plan de trasformarnos cuando llegara el momento.
5. Dios predeterminó todos los aspectos relacionados con la salvación. Con relación a la salvación de los que amaran a Dios, el Eterno no dejó nada liberado al azar. La predestinación, fundamentada en el conocimiento anticipado que Dios tiene, una vez puesta en marcha, a su debido tiempo puso a nuestro alcance el plan de salvación. La aceptación por parte nuestra nos conduce a la justificación y a la consiguiente glorificación cuando Cristo se manifieste por segunda vez (Rom. 8:30). En la tierra ni en parte alguna existe poder que sea capaz de alterar los planes de Dios, a no ser el rechazo de los propios beneficiarios.
La palabra predestinación, es buena e importante. El uso de la forma verbal indica que se trata del inalterable plan de salvación trazado por Dios en favor de sus criaturas, gracias a la encarnación, muerte y resurrección de Jesús nuestro Salvador. El sólo conoce el significado positivo de esta palabra. Con este verbo nosotros no podemos desarrollar una doctrina basada en la doble predestinación que algunos plantean.
Autor: Ángel Manuel Rodríguez, Th. D., fue director del Biblical Research Institute (Silver Spring, Maryland, Estados Unidos).
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://www.adventistbiblicalresearch.org/es/materials/presdestinacion-y-libertad-humana/
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