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Mi remedio contra la ansiedad

Fe

abril 11, 2023

La ansiedad está directamente relacionada con la forma en que vemos nuestra realidad. Nuestras lecturas de la realidad producen esta emoción.

Ps. Karyne Correia

Siempre he sido una persona ansiosa. Como resultado de esta ansiedad y de la falta de capacidad para gestionar el estrés, en el pasado desarrollé una enfermedad dermatológica crónica y en muchas ocasiones sufrí más de lo necesario. Cuando me convertí en estudiante de psicología, empecé a entender mucho de lo que había detrás de mi ansiedad y a desarrollar formas más sanas de afrontarla. Quiero compartir contigo —que quizá también sepas lo que es sufrir de ansiedad— el remedio más eficaz que encontré para combatirla.

En resumen, puedo decir que la ansiedad está directamente relacionada con la forma en que vemos nuestra realidad. Nuestras lecturas de la realidad producen esta emoción. Pensamientos como “y si sucede tal cosa”, “y si no funciona”, “y si no tengo éxito”, “y si…” son los clásicos desencadenantes de un estado de ansiedad.

Estudiando más profundamente el tema me di cuenta de que tenía que cambiar la forma como pensaba en las diversas ocasiones. También aprendí el papel de las creencias en la producción de estos pensamientos, y comprendí que debían mejorarlas.

Ya estaba trabajando en mis pensamientos y creencias y había controlado la enfermedad crónica que había desarrollado, y también había atendido a pacientes ansiosos, cuando me enfrenté a una prueba. Era el año 2012. Hacía unos meses había concluido mi maestría. Llevaba cerca de un año viviendo en una ciudad nueva en la que no conocía a nadie del campo de la psicología (y mucho menos era conocida), y estaba intentando entrar en el mercado laboral. Había hecho decenas de contactos profesionales por correo electrónico y teléfono. Todo ello sin éxito. Los correos electrónicos, en general, no fueron contestados. Si llegó alguna respuesta fue negativa. Por teléfono recibí incluso respuestas duras.

Una mañana cualquiera de un día laborable, mi marido se fue a trabajar y yo me quedé en casa haciendo mi devoción personal antes de volver a buscar iniciar alguna actividad profesional en la ciudad. Mientras oraba a Dios, me preguntaba por qué nos había enviado a esa ciudad. ¿Por qué nos había sacado de una ciudad donde yo tenía mi propio consultorio y era relativamente conocida? ¿Por qué me había alejado de un lugar en el que tenía muchas oportunidades profesionales cuando terminé mi maestría? ¿Por qué tenía un buen currículum, pero ninguna respuesta positiva en ese lugar? ¿Por qué? ¿Por qué? Solo necesitaba un local para alquilar y montar una consulta, y ni siquiera pude conseguirlo. Y eso ya me angustiaba. Terminé la oración entre lágrimas. Abrí los ojos y la pantalla de mi teléfono móvil se iluminó. Se trataba de un post en el Twitter del pastor Almir Marroni, que decía así: “Quédense tranquilos, que el Señor peleará por ustedes” (Éxodo 14: 14, RVC). Comprendí que Dios acababa de responder a mi oración.

Después de leer ese versículo, mi corazón se tranquilizó. La ansiedad que existía respecto de mi vida profesional se acalló. Comencé mis actividades domésticas y a las pocas horas una médica se contactó conmigo. Era una invitación a tener una oficina dentro de su clínica. Y no era una clínica cualquiera. Su marido, el dermatólogo a cargo de la clínica, era nieto de un gran médico dermatólogo. Mis estudios se centraban en la psicodermatología, y en muchos momentos había leído sus artículos científicos. En cuestión de pocos días tenía una consulta, tenía pacientes y trabajaba con profesionales de renombre de la ciudad.

Pasaron tres años. Algunas cosas habían cambiado. Habían surgido nuevas oportunidades profesionales y estaba trabajando en otro lugar. Estando embarazada, preparándome para dejar el trabajo de oficina en los próximos meses antes de dar a luz, me encontré de nuevo ante una situación profesional delicada. Esto ocurrió hace solo unos días. Esta vez, sin embargo, no hubo preguntas, ni angustia ni ansiedad por lo que pudiera pasar. Había paz. Ya sabía cómo utilizar el medicamento contra la ansiedad, y es muy eficaz. Como cristiana, sabía que, de todas las creencias que había aprendido a reconocer y a trabajar para combatir la ansiedad, las espirituales eran las principales.

Amorosamente, Dios me recordó el versículo de Éxodo 14:14 y un texto que había leído hace unos años, que dice así: “No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada” (Joyas de los Testimonios, vol. 3, p. 443, Elena White).

En lugar de pensamientos que desencadenan la ansiedad, mi mente fue tomada por pensamientos que me llenaron de tranquilidad y esperanza. Mi creencia principal era la siguiente: “Mi Dios, que ha estado conmigo hasta aquí, también actuará ahora”. El problema me llegó un jueves de tarde, y el lunes siguiente por la tarde ya estaba resuelto. ¡Alabado sea Dios!

Confiar en el cuidado y el poder de Dios es el remedio más eficaz para combatir mi ansiedad. Querido lector, cambiar mis inseguridades, mis miedos y mis dudas por pensamientos de seguridad y de certeza de la acción y el cuidado de Dios transformó mi vida. Dios utilizó la psicología para enseñarme que la solución a lo que durante tanto tiempo había dificultado mi vida —la ansiedad— estaba modificando profundamente la forma en que mi mente afrontaba los problemas de la vida. Esa profunda modificación incluía una experiencia real con el Dios que todo lo puede. Hoy comprendo más plenamente lo que Pablo quiere decir con “transfórmense por medio de la renovación de su mente” (Romanos 12:2, RVC).

Autor: Escuela Bíblica

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web:  https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/meu-remedio-contra-a-ansiedade/

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