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Castigo hereditario

Dios

marzo 27, 2023

¿Cómo entender Éxodo 20:5, donde dice que el Señor “visita la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación”?

Ozeas C. Moura

La Biblia afirma claramente que Dios no castiga a una persona por los pecados de otra: “El alma que peca, esa morirá. El hijo no cargará con el pecado del padre, ni el padre cargará con el pecado del hijo. La justicia del justo será sobre él, y la injusticia del impío será sobre él” (Ezequiel 18:20). ¿Cómo entender entonces la siguiente afirmación de Dios: “Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación” (Éxodo 20:5, NVI)?

Hay que diferenciar entre el castigo directo de Dios y su postura de no entrometerse en las leyes de la herencia. El contenido de Éxodo 20:5 debe entenderse en el sentido de que Dios no interfiere en estas leyes. Es decir, los hijos de padres adictos, promiscuos o de mala conducta pueden nacer moral y físicamente dañados debido a las tendencias heredadas de sus padres.

El Comentario Bíblico Adventista (vol. 1, pp. 614-615) menciona Éxodo 20:5: “Nadie puede eludir del todo las consecuencias de la disipación, la enfermedad, el libertinaje, el mal proceder, la ignorancia y los malos hábitos transmitidos por las generaciones precedentes. Los descendientes de idólatras degradados y los vástagos de hombres malos y viciosos generalmente comienzan la vida con las taras provocadas por pecados de orden físico y moral, y cosechan los frutos de las semillas sembradas por sus padres. La delincuencia juvenil comprueba la verdad del segundo mandamiento. El ambiente también tiene un notable efecto sobre cada generación joven. Pero puesto que Dios es bondadoso y justo, podemos confiar en que tratará equitativamente a cada persona teniendo muy

en cuenta la influencia, sobre el carácter […]. Dios “visita” o “prescribe” los resultados de la iniquidad, no para vengarse sino para enseñar a los pecadores que una conducta indebida inevitablemente produce tristes resultados”.

La promesa divina de que “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” sirve de consuelo a quienes luchan contra las malas tendencias heredadas (Romanos 5: 20, NVI). Es decir, la gracia de Cristo es más que suficiente para ayudarnos a luchar contra las malas tendencias que hemos heredado, por lo que no podemos recurrir a las malas tendencias heredadas o un mal ambiente como excusas para pecar.

La buena noticia es que Dios afirma: “Visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen” solo hasta la “tercera y cuarta generación” (Éxodo 20:5, RVC), pero “muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxod 20:6).

Éxodo 20:5 y 6 es un llamado a todo padre y madre para que busquen desarrollar un buen estilo de vida de acuerdo con las instrucciones divinas contenidas en la Biblia, a fin de que sus hijos hereden buenas tendencias y sean una bendición para su familia, para la comunidad y, por extensión, para el mundo.

Autor: Ozeas C. Moura es doctor en Teología Bíblica, en el área de Antiguo Testamento.

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web:  https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/castigo-hereditario/

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