Acceder

Registro Recuperar contraseña

¿Corazones duros?

Divorcio

agosto 31, 2020

El matrimonio es una institución divina establecida por Dios antes de la entrada del pecado al mundo, cuando todo era “bueno en gran manera” (Génesis 1:31). El divorcio, por su parte, surgió después del pecado, y fue permitido por Dios “por la dureza de nuestros corazones”, aunque ese no era el plan (Mateo 19:8).

Lic. Yeison A. Montoya

Según un estudio realizado por Business Insider, los dos países del mundo con mayor índice de divorcio son: Bélgica con el 70% y Portugal con el 68%1. En Sudamérica, el país con menos divorcios es Chile (3%)2, Paraguay alcanza el 5%3 Ecuador el 20% y Brasil el 21%4. En Perú pasó del 15% al 30% en los últimos 5 años.5 En Bolivia las cifras se dispararon de 27 a 40 divorcios por día6, mientras en Argentina 157, y en Uruguay 108.

Estos datos, aunque nos comparan con el denominado “viejo mundo” donde las cifras en promedio triplican a las de Sudamérica, deberían hacernos pensar en lo desechables que se están convirtiendo aquellos votos en los que juramos amor para toda la vida. La bendición nupcial que profiere: “…lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6) está pasando a ser cada vez más una formalidad ceremonial y no un lema para la vida.

El diario ABC Color de Paraguay, estima que el 50% de los divorcios ocurren por problemas de dinero9. Otras fuentes advierten que es por problemas en la comunicación o la infidelidad; Wikipedia añade a la lista: matrimonios a corta edad, pobreza, desempleo, bajo nivel educacional, convivencia con otra (o la misma) pareja antes del matrimonio, los hijos antes del matrimonio, y hasta el ronquido insoportable de uno de los cónyuges o la falta de higiene personal10.

Hoy día es tan fácil divorciarse, que varios países como Argentina contemplan la modalidad del “divorcio express” sin la necesidad de contar con el consentimiento del otro cónyuge11.

Aunque parezca difícil de entender, el divorcio en realidad no es el problema en sí mismo, sino el resultado de un conjunto de inconvenientes, desavenencias y problemáticas vividas en el contexto del matrimonio que, sumado a la ausencia de Dios en la intimidad del hogar (Sal 127:1), desencadenan una serie de sufrimientos, tanto para los cónyuges, como para sus seres queridos. Podemos encontrar muchos motivos para dar fin a una relación matrimonial, pero, ¿son estas razones correctas para el divorcio? ¿Qué dice Dios en su Palabra?

Dios ha destinado que la relación matrimonial sea tan permanente como la relación de Cristo con la Iglesia (Efesios 5:31, 32). Elena de White dice que “el matrimonio, es una unión de por vida, un símbolo de la unión entre Cristo y su iglesia”12. Además, permítanme enfatizar Malaquías 2:16 donde se nos dice: “Yo aborrezco el divorcio –dice el SEÑOR Dios de Israel”.

De acuerdo con la Biblia, el plan de Dios es que el matrimonio sea un compromiso para toda la vida (Mat. 19:6). Sin embargo, Dios, sabiendo que esta es una unión de dos pecadores, estableció en el Antiguo Testamento algunas leyes para limitar el derecho al divorcio (Deuteronomio 24:1-4). Jesús señaló que aquellas leyes fueron dadas a causa de la dureza de los corazones de la gente, más no porque fuera ese Su plan (Mateo 19:8). Él solo admite el divorcio en caso de adulterio, permitiendo solamente a la parte inocente volver a casarse. Es más, aun cuando se haya cometido adulterio, una pareja puede, por medio de la gracia de Dios, aprender a perdonar, y reconstruir su matrimonio: “Si se consagran plenamente el uno al otro, en Cristo pueden lograr una amorosa unidad gracias a la dirección del Espíritu y al amante cuidado de la Iglesia”13

Elena de White ha escrito un texto que nos deja sin excusas ante esta situación: “Aunque se susciten dificultades, congojas, y desalientos, no abriguen jamás ni el hombre ni la mujer el pensamiento de que su unión es un error o una decepción. […] Haya entre ustedes amor mutuo y sopórtense uno al otro. Entonces el matrimonio, en vez de ser la terminación del amor, será más bien su verdadero comienzo.”14

Y, como diría el pastor Willie Oliver: “No espere hasta que el coche se rompa para llevarlo al taller”15, antes luche en oración por su matrimonio y aprenda a amar y perdonar diariamente, aplicando el consejo bíblico: “Enójense, pero no pequen; reconcíliense antes de que el sol se ponga” (Efe. 4:26) RVC.

_________________

Yeison A. Montoya es Licenciado en Teología por la Universidad Adventista de Colombia (UNAC) y es Director de la Radio Nuevo Tiempo en Paraguay.

Referencias:

3 http://www.abc.com.py/tv/locales/registro-civil-matrimonios-vs-divorcios-1651137.html

12 Testimonios, vol. 7, p. 46

14 El Ministerio de curación, p. 278, 279

Si deseas saber más sobre temas de familia y su relación con la Biblia, solicita el curso: