Depresión: exceso de pasado
Depresión
octubre 20, 2025
La gente está deseando algo, pero no sabe qué.
Julián Melgosa y Michelson Borges
Las causas de la depresión varían ampliamente; a veces son difíciles de identificar. Este es un mundo no ideal, y extremadamente alejado del propósito del Creador, pero las personas pagan un alto precio por esta inadecuación o, incluso, empecinamiento.
El hecho es que solo quienes enfrentaron o enfrentan un trastorno depresivo pueden entender lo que significa perder el sueño sin razón aparente o dormir más de doce horas seguidas, sin ganas de despertar; llorar mucho sin motivo “justificado”; no ser capaz de hacer lo que más se quiere, sintiéndose incapaz, inepto; tener malos pensamientos y perder la voluntad de vivir; alimentar el sentimiento de culpa por cosas sin importancia y la sensación de fracaso; vivir encerrado dentro de sí, en medio de las sombras que insisten en pender sobre su cabeza. De hecho, eso significa que ya no viven; solo existen. En esos momentos, los pensamientos suicidas no son infrecuentes.
La depresión es el mal que prevalece en las consultas psiquiátricas y de psicología clínica. Pronto ella podría tomar el segundo lugar entre las causas de enfermedad y discapacidad, solo por detrás de los problemas cardiovasculares.
Con sus correspondientes variaciones, la depresión afecta a niños, jóvenes, adultos y ancianos; hombres y mujeres; personas de todas las clases; ricos y pobres. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay más de 100 millones de personas con depresión en el mundo.
Sufrir un gran dolor, tener una preocupación excesiva o sentirse estresado por el exceso de trabajo no significa necesariamente estar con depresión. Sin embargo, estas alteraciones emocionales pueden ser su comienzo, y hay que tener cuidado de que esos estados no se extiendan demasiado.
Los síntomas de la depresión son muchos, y el diagnóstico no se confirma como tal hasta que varios de ellos aparecen regularmente en dos semanas y, al menos, uno de los síntomas debe ser la tristeza, o pérdida de interés o placer. Sin embargo, la aparición de solo un síntoma debería servir como una advertencia para tomar medidas antes de que la solución se vuelva más difícil.
Cómo prevenir la depresión
Busque suficiente apoyo social: La depresión es poco frecuente en los círculos donde existen fuertes lazos de relación, ya sea matrimonial, familiar, laboral o amistades. Por lo tanto, es importante ser parte de una familia feliz, estar rodeado de buenos amigos, tener un buen ambiente de trabajo, debido a que estas cosas son salvaguardas contra la depresión. Pero ¿cómo lograr todo esto? (Tal vez ya sepas cómo, o quizás no. Continúe leyendo el artículo, por favor).
Mantenga una vida activa: Es sorprendente cómo el estado de ánimo debilitado puede cambiar rápidamente cuando usted participa en alguna actividad. Para evitar la depresión, tome medidas y actúe de alguna manera. Ocúpese de tareas que le traigan satisfacción y sean productivas y edificantes: poner en orden su casa, arreglar algo, hablar por teléfono con alguien especial. Si puede, practique algún deporte o ejercicio físico aeróbico. En estos casos, la fatiga es una fuente de salud y buen humor.
Piense correctamente: Como la gente se centra en el lado sombrío o bueno de las cosas, es más o menos propensa a la depresión. El pensamiento es un hábito como cualquier otro, y debe ser cultivado para evitar el análisis de situaciones negativas.
Mire el pasado con prudencia: El pasado puede ser una fuente de depresión o de bienestar emocional. En lugar de pensar en la adversidad, regocíjese en los tiempos y acontecimientos felices. Si hay algún trauma pasado (abuso sexual, desastres naturales, etc.), vea a un psicólogo o un psiquiatra, que pueden ayudarlo/a a diseñar una manera de superar el incidente.
Además de haber causado una vida en desacuerdo con los planes de Dios o por la frustración alimentada con fantasías, la depresión también puede considerarse un “exceso de pasado”.
Cómo vencer la depresión
El tratamiento de la depresión se realiza de dos maneras: por medio de la farmacología y de la psicoterapia. En la mayoría de los casos, se indica un tratamiento farmacológico inicial prescrito por un médico o un psiquiatra. Al mismo tiempo, le sigue un plan de intervención psicológica, que prepara a la persona para salir de la depresión y prevenir su retorno.
Un tratamiento exitoso incluye la reestructuración del pensamiento, pues la depresión fortalece los pensamientos negativos sobre uno mismo, el medio ambiente y el futuro. Por lo tanto, evite todos los pensamientos de inferioridad y autocompasión. Piense que gran parte de su éxito depende de lo que se propone hacer, y de que usted posee cualidades y capacidades de gran valor.
Al evaluar el entorno, no se centre en las imperfecciones y los peligros, sino en las cosas bellas de la vida y los acontecimientos agradables. Ciertamente, hay muchas cosas buenas en las cuales pensar. Y, si hay cosas negativas, debe hacer algo para soportarlas en lugar de quedarse lloriqueando.
Apoyo familiar: El tratamiento profesional hace mucho si la familia proporciona apoyo al deprimido. Es de vital importancia que si el cónyuge, el hijo u otro miembro de la familia sufre de depresión, el problema sea tomado en serio. Estas pautas pueden ayudar:
- Escucharlo/la con atención y simpatía, ya que esto en sí mismo produce un efecto terapéutico.
- Nunca censure a la persona, sino trátela con calma y de forma natural.
- Ayude a su familia a mantenerse ocupada. Viajes, entretenimientos, pequeños trabajos, etc., son importantes en este proceso.
- Anime a la persona a nutrir la esperanza de que va a salir de la depresión con dignidad.
- Apoye el tratamiento médico, teniendo en cuenta la importancia de que el paciente tome los medicamentos. También evite transmitir preguntas como: “¿Para qué sirven estas pastillas?” “¡¿Por qué tienes que ir a un psiquiatra, estás loco?!” Si tiene preguntas sobre el tratamiento, hable con el médico y no con el paciente.
- Usted puede esperar una gran angustia, especialmente si la persona empeora y comienza a decir que no vale la pena vivir y que le gustaría morir.
- Vigile que ella se alimente adecuadamente y que no beba alcohol.
Hacer algo por los demás: El deprimido puede prestar ayuda a los demás. Esto da nuevo ánimo y tiene resultados terapéuticos. Experimente cuidar al hijo de un amigo, hacerle las compras a una persona mayor, visitar a alguien en el hospital o hacer pequeños trabajos voluntarios. Al hacerlo, se olvidará de su propio sufrimiento y se dará cuenta de que hay personas con más necesidades. Ayudar a otros es una manera de ayudarse a sí mismo.
Mirar hacia el futuro con esperanza: Si tiene síntomas de depresión, necesita comprender que el futuro no está a merced de las circunstancias. Aléjese de todos los sentimientos de desesperación y fracaso.
Asumir el control de los acontecimientos futuros: Si la fuente de sus problemas es, por ejemplo, la familia, no piense que no hay más solución para las relaciones. Puede hacerse algo para mejorar la manera de comunicarse y olvidar las pretensiones puramente egoístas. Estas son formas reales para mejorar el futuro.
Terapia divina: Confíe en Dios como un ser dispuesto a ayudar, proteger, facilitar y alentar a quienes lo buscan; es el primer paso para beneficiarse de la espiritualidad. Esta convicción produce una relación con la Deidad que inspira paz interior. Es la misma sensación de un niño pequeño que va de la mano con su padre por un camino rocoso: no tiene miedo porque se siente seguro en una mano fuerte. Del mismo modo, en el camino de la vida, la persona que confía en Dios sabe que existen riesgos de todo tipo, pero su fe en el Creador le hace ver el futuro con serenidad, porque tiene la certeza de que su Padre celestial la protegerá.
Las ayudas específicas en el camino de la vida incluyen: orar a Dios (hágalo como cuando habla con un amigo con quien comparte el sufrimiento) y leer la Biblia (pues sus historias y mensajes traen paz interior). Seleccione algunos textos cortos y trate de memorizarlos, para recordarlos en situaciones de crisis. Por último, trate de acercarse a personas que comparten esos ideales. Esta asociación podría servir como fuente de apoyo para mejorar su confianza en Dios.
En un estudio llevado a cabo en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, referido al terremoto que sacudió la ciudad en 1989, se hizo evidente que las personas que utilizaron un sistema de apoyo social para combatir las secuelas del terremoto psicológico expresaron niveles mínimos de depresión y ansiedad. Sin embargo, quienes se habían aislado para pensar en su desafortunado destino alcanzaron altos niveles de depresión. Esto se verificó no solo en los días posteriores al terremoto, sino también siete semanas después del desastre.
Si a menudo se aísla y piensa demasiado en su angustia, cambie de actitud o se acercará rápidamente a la depresión. En cambio, es recomendable que usted tenga un amigo y confidente a quien pueda contarle sus ansiedades.
No culpe al pasado y ayúdese
Los eventos pasados son muy importantes para explicar el mundo psíquico de la persona, pero no tienen que ser determinantes de la salud mental. Hay que aceptar el pasado, que no puede ser cambiado, y evitar la pasividad de no hacer nada para mejorar. Así pues, nunca decir: “Mi pasado me predestinó”, “Yo soy así porque tuve una infancia conflictiva”, “Tengo este problema porque mis padres no supieron cómo educarme”. Esta actitud socava el proceso de restauración, y bloquea muchas fuentes de ayuda y apoyo.
A pesar de que un depresivo requiera intervención médica y psicológica, las estrategias de autoayuda son siempre de gran beneficio para apoyar el tratamiento y la prevención. Estos son algunos consejos oportunos:
Cuente con un amigo, o confidente: Busque a alguien que lo aprecie y entienda para hablar de forma natural. Meditar a solas en sus problemas es lo peor para la actividad deprimida.
Manténgase ocupado: Salga al aire libre y practique algún deporte. O, si prefiere, quédese en su casa realizando alguna actividad manual doméstica. Las actividades no permitirán que su mente esté ocupada con pensamientos que fortalecen la depresión.
Elimine completamente el alcohol: Es costumbre general “ahogar las penas en alcohol”. Pero no se engañe. Esta sustancia puede aliviar los síntomas solo durante unas pocas horas; sin embargo, la ruina que causa a la salud física y mental es muy grave. Es importante recordar que el alcohol desencadena una respuesta estilo “bola de nieve”. El etanol “deprime”, en general, la actividad de las neuronas del cerebro, tanto las que conforman los circuitos responsables del autocontrol como las que pueden ayudar a la persona a tener una actitud positiva. La euforia del alcohol es una situación efímera, seguida de un sentido de inadecuación, culpa e inutilidad. La misma sensación produce el uso de la marihuana, que recientemente se ha asociado con niveles más altos de procrastinación en los hombres y pánico en las mujeres.
Mantenga una dieta saludable: Coma verduras, frutas frescas, cereales y legumbres. Si usted no tiene esta costumbre, le será un poco difícil al principio, pero luego se acostumbrará.
Prevenga el insomnio: Haga ejercicio físico, coma una cena liviana y evite los pensamientos que le causan preocupación. Si alguna vez tiene problemas para dormir, no se impaciente. Instálese en un sofá y lea un libro o escuche la radio hasta que pueda dormir.
Piense en cosas buenas: Concéntrese en lo que provoca satisfacción y tenga la certeza de que toda calamidad tendrá su final. Además, tenemos muchas cosas que agradecer. Estas deben ser el motivo de nuestro frecuente recuerdo.
Tenga una actitud esperanzada: La esperanza es una necesidad humana. Sin ella surgen la duda, el miedo y la ansiedad, factores relacionados con la depresión. Quien tiene esperanza en el futuro y sostiene una relación con Dios, quien es paternal y cariñoso, tiene un arma poderosa contra la depresión.
“Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu” (Salmo 34:18), y que está dispuesto a perdonar todos nuestros pecados y darnos la vida eterna.
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Autor: Julián Melgosa y Michelson Borges
Fuente: El poder de la esperanza, pp. 22-34.
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/depressao-excesso-de-passado/
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