¿Dios en una caja?
Santuario Celestial
junio 27, 2025

Si Dios el Padre habita en el lugar santísimo del santuario celestial y Cristo ministraba en el lugar santo, ¿no sugeriría que Jesús y el Padre se separaron el uno del otro inmediatamente después de la ascensión de Cristo?
Ángel Manuel Rodríguez
La presencia de Dios en su santuario no lo aprisiona en ese espacio en particular. Dios ha elegido habitar con sus criaturas en el santuario celestial, pero es libre de trasladar su presencia a otros lugares, no solo dentro del propio santuario, sino también en el resto de su creación. Su presencia en el universo no está restringida.
La presencia de Dios en el santuario israelita no se limitaba al lugar santísimo: Es cierto que, dentro del santuario israelita, la gloria de la presencia de Dios se revelaba en el lugar santísimo (Éxodo 25:22). Sin embargo, esto no significaba que él fuera incapaz de salir de ese lugar o incluso del propio santuario. Dijo a los israelitas: “Estableceré mi morada en medio de ustedes… caminaré entre ustedes” (Levítico 26:11, 12).* Aunque Dios habitaba entre los israelitas en su tabernáculo, su presencia no se limitaba a ese lugar. Se le describe a Dios dando un paseo, saliendo del santuario para visitar el campamento. Más claro es Deuteronomio 23:14: “El SEÑOR tu Dios se pasea en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti. Por eso tu campamento deberá ser santo”. El texto sugiere que Dios salía del santuario para luchar por su pueblo y derrotar a sus enemigos. Durante el Día de la Expiación, Dios se colocaba de manera especial en el lugar santísimo para realizar el servicio de purificación (Levítico 16).
La presencia de Dios en el santuario celestial no se limitaba al lugar santísimo: El hecho de que haya una contraparte celestial del Lugar Santísimo no significa que Dios esté restringido a él. El salmista dice: “En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos! La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los montes; ¡retemblaron a causa de su enojo!… Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones” (Salmos 18:6-9). Desde su templo celestial, Dios escuchó la oración de su siervo, salió del templo y bajó del cielo para liberar al salmista. Dios es representado aquí como una persona dinámica que se mueve dentro de su creación, aunque se haya ubicado en una fracción particular del espacio, en su templo celestial. En una de sus visiones, Daniel vio a Dios trasladarse de un espacio a otro en su templo: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días” (Daniel 7:9, RVR1960). En esta ocasión, Dios se ubicó de manera especial en el lugar santísimo para realizar una obra de juicio.
Jesús y el Padre en el templo celestial: El hecho de que Dios no esté circunscrito al lugar santísimo aclara un elemento importante de la obra de Cristo en el santuario celestial. En su obra de mediación ante el Padre, Cristo no se separó de él. En este sentido, se rompe el paralelismo entre el sumo sacerdote terrenal y Cristo el sumo sacerdote celestial. No debemos tener la impresión de que, después de su ascensión y durante su obra de mediación en el santuario celestial, Cristo no tenía acceso a su Padre porque estaban en compartimentos diferentes del santuario. La obra de mediación de Cristo por nosotros tiene lugar en la presencia de Dios (Hebreos 6:20; 7:25; 9:24). Cuando llegó el momento en que Cristo comenzaría su obra de juicio durante el día antitípico del Día de la Expiación, ambos entraron en el lugar santísimo del santuario celestial para realizar esta obra especial de limpieza y juicio (Daniel 7:9-11; cf. Hebreos 9:23).
Autor: Ángel Manuel Rodríguez
*Los textos son de la Nueva Versión Internacional (NVI).
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/deus-em-uma-caixa/
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