Drogas: prevenir y vivir
Vicios
mayo 22, 2023
Todos sabemos que el consumo de drogas constituye una agresión al cuerpo y a la mente del ser humano. A través de esta guía rápida, conocerás los riesgos reales y los efectos causados por el uso de estas sustancias.
Revista Decisão Especial Drogas
RIESGO ORGÁNICO
El alcohol es la droga cuyo consumo crónico conlleva un mayor riesgo. Entre estos riesgos se encuentran la gastritis (uno de los primeros trastornos), el aumento de la presión arterial, la pancreatitis, la miocarditis, la hepatitis y la cirrosis alcohólica, los trastornos neurológicos graves, las alteraciones de la memoria y las lesiones del sistema nervioso central.
El consumo continuado de cocaína conlleva, tras un periodo relativamente corto, del orden de meses o incluso semanas, problemas como una profunda pérdida de peso, debilitamiento general del organismo, insomnio, grave lesión de la mucosa nasal (por el efecto vasoconstrictor de la droga) y mayor susceptibilidad a las convulsiones.
El tabaco también puede provocar, más rápidamente que el alcohol, pero más lentamente que la cocaína, problemas como trastornos bronquiales (los más inmediatos) y mayor probabilidad de cáncer pulmonar y de infarto de miocardio.
El consumo de marihuana provoca, sobre todo, un deterioro de la memoria en relación con los acontecimientos recientes, así como alteraciones hormonales reversibles (descenso de los niveles de testosterona y disminución de la tasa de espermatozoides). El consumo crónico de heroína se asocia a espasmos de los conductos biliares y a estreñimiento intestinal, complicaciones orgánicas que, sin duda, son mucho menores si se comparan con las causadas por las otras cuatro sustancias.
RIESGO DE ABSTINENCIA
La heroína y el alcohol son los que determinan el mayor riesgo, y el síndrome de abstinencia se entiende como un conjunto de signos y síntomas característicos que aparecen con la interrupción brusca del consumo. El síndrome de abstinencia de alcohol varía desde las formas más leves (temblores de las manos, inquietud, insomnio, irritabilidad) hasta el delirium tremens, que puede provocar la muerte. El de la heroína tiene la misma gravedad pero se manifiesta en un tiempo mucho más corto. Tras semanas de uso continuado, una interrupción brusca del fármaco puede provocar graves trastornos gastrointestinales (calambres intensos, diarrea, vómitos, deshidratación), pérdida de peso, irritabilidad y malestar general.
El síndrome de abstinencia del tabaco tiene una variación individual muy grande: hay personas que fumaron dos o tres paquetes de cigarrillos diarios durante varios años, y que dejaron de hacerlo sin mayores problemas que un fuerte deseo de fumar. Otros que fumaron de la misma manera, o incluso en menor cantidad y/o durante menos tiempo, sintieron, cuando dejaron de hacerlo, irritabilidad, ansiedad, inquietud, dificultad de concentración, dolor de cabeza, insomnio y aumento del apetito. En relación con la cocaína, una interrupción brusca puede provocar mucho sueño, cansancio, aumento del apetito y depresión. La interrupción del consumo de marihuana puede provocar en algunas personas manifestaciones de ansiedad, irritabilidad, disminución del apetito e insomnio.
RIESGO DE SOBREDOSIS
Una dimensión muy importante a la hora de hablar del consumo de drogas es el problema de la sobredosis, entendida como aquellas situaciones en las que el consumo agudo ha producido graves consecuencias que requieren atención médica y que no pocas veces han provocado la muerte. Bajo este aspecto, el riesgo es grande tanto para la heroína como para la cocaína: ambas desencadenan profundas alteraciones del sistema nervioso central que pueden matar por insuficiencia respiratoria (heroína), convulsiones, crisis de hipertensión, hemorragia cerebral y ataque cardiaco (cocaína). Estos casos son cada vez más frecuentes en las unidades de cuidados intensivos.
La sobredosis de alcohol sería un coma alcohólico, pero teniendo en cuenta el número de personas que beben, esta probabilidad es mucho menor, excepto cuando el alcohol se asocia a otras drogas. Se han registrado casos de sobredosis de marihuana en los que el dependiente presentaba varios días de alucinaciones, debido a la ingestión de una gran cantidad de tetrahidrocannabinol (THC), el principio alucinógeno de la marihuana. Con el tabaco, el riesgo de sobredosis es prácticamente nulo. Esto es, por supuesto, teniendo en cuenta la forma en que se utiliza. Se sabe que la ingestión oral de un paquete de cigarrillos puede ser mortal.
RIESGO SOCIAL
La incapacidad social —considerada por muchos como la consecuencia más grave del consumo de drogas— refleja las dificultades en las relaciones interpersonales e incide en las relaciones afectivas y profesionales. La incapacidad social es el resultado de las alteraciones psicológicas causadas por la droga, así como la dependencia a la que esta conduce. Conviene recordar que el concepto de dependencia “en sentido amplio” no se refiere al síndrome de abstinencia (característico de la dependencia física), sino a lo mucho que la droga “penetra” en la vida de la persona: la droga se convierte en el valor más alto, en la primera prioridad. Otros intereses y actividades que antes eran considerados importantes por el individuo pierden su lugar frente a la droga. La inserción social de una persona para la que el consumo de una droga adquiere tanta importancia se ve obviamente perjudicada.
RIESGO DE SIDA
La transmisión del sida a través de la sangre hace que los consumidores de heroína y cocaína sean un grupo de alto riesgo para esta enfermedad. La práctica de compartir agujas es, para muchos, parte del ritual asociado a estas dos drogas. Además de este aspecto, en el momento de la infección, la preocupación por el contagio desaparece. El miedo a ser atrapados por la policía con una jeringuilla en el bolsillo continúa siendo uno de los factores que los adictos alegan para no utilizar material descatable. Pero además del riesgo de sida y de hepatitis, en la administración de dogras inyectables también existe la posibilidad de transmisión de otros innumerables procesos infecciosos (endocarditis, septicemia y abscesos pulmonares, cerebrales y subcutáneos) embolias por cuerpos extraños, así como lesiones neurológicas y musculoesqueléticas debido a las impurezas que puede contener el preparado.
TRANQUILIZANTES: EL TERROR DEL SISTEMA NERVIOSO
La dependencia puede ser psíquica o física y la abstinencia induce síntomas graves y peligrosos cuando se suspende la droga. Las drogas se han clasificado en función de sus efectos sobre el sistema nervioso central (SNC), según cómo se manifiestan, y se encuadran en una de las siguientes tres modalidades:
1. Depresoras: inducen una menor actividad del SNC. Pueden subdividirse en grupos, como:
(a) Sedantes e hipnóticos, que incluyen los barbitúricos, los tranquilizantes menores y otras sustancias como el alcohol, el hidrato de cloral y el paraldehído. El individuo que consume barbitúricos puede presentar diferentes grados de depresión del SNC, que van desde los más leves —relajación discreta debida a la disminución de la ansiedad— hasta fases de dificultad para definir el tiempo y el espacio debido a amnesia, sueño profundo, parada respiratoria, coma, descenso acentuado de la presión arterial y, finalmente, la muerte. Todas estas etapas dependen de la dosis utilizada.
b) Hipnoanalgésicos: opiáceos (opio, morfina, heroína, codeína), y otras sustancias como el demeral y la metadona. Los que son importantes desde el punto de vista toxicológico son los fenantrénicos porque inducen a la dependencia. De este grupo, las sustancias más importantes son la morfina y la codeína, que tienen que utilizarse por indicación médica y deben estar controladas. Estas sustancias inducen a la somnolencia, la analgesia al dolor crónico y la ansiedad elevada. Como efectos de la abstinencia de opiáceos tenemos: rinorrea, midiasis, bostezos, aumento de la transpiración de la piel, temblores musculares, intranquilidad, insomnio, aumento de la frecuencia respiratoria, aumento de la presión arterial, calambres (muy dolorosos), lagrimeo, náuseas, vómitos y diarrea, que vienen a ser la parte final y que, cuando se producen, dada la violenta deshidratación inducida en el dependiente, lo llevarán a la muerte.
c) Diversas sustancias: diluyente, gasolina, cloroformo, tricloroetileno, éter y otras. El cloroformo, el tricloroetileno e incluso el thinner pueden provocar problemas cardíacos, que suelen ser mortales. En ausencia de este tipo de desenlaces en el usuario, son comunes las lesiones hepáticas, cuyo uso trae, incluso después de dejar de usarse, implicaciones que pueden ser incluso mortales.
CRACK: COCAÍNA CON OTRO DISFRAZ
El “crack” se obtiene a partir del clorhidrato de cocaína, utilizando una sustancia básica, amoníaco o carbonato de sodio y agua. Se produce un calentamiento, y el resultado es un producto cristalino de cocaína básica, con aspecto de arena fina.
Un estudio realizado recientemente por el Dr. James Inciardi, de la Universidad de Delaware (EE. UU.), mostró algunos datos interesantes. Entre 308 delincuentes juveniles consumidores de drogas, en la ciudad de Miami, el 95 % confesó haber consumido “crack” al menos una vez y el 87 % de forma habitual. Curiosamente, el 100 % de ellos también se declararon consumidores habituales de marihuana. El crack lleva a los usuarios a un sentimiento de compulsión y desesperación. En pocos minutos, el “impulso” (estímulo) va seguido de una caída (depresión) que puede llevar al consumidor a la compulsión por una nueva dosis.
A pesar del sensacionalismo que algunos sectores de los medios de comunicación hacen sobre los efectos de la droga, la gravedad del problema existe. Basta con decir que las reacciones agudas y tóxicas al producto, en un período determinado en un hospital del área de Miami, fue superior a la cocaína misma (196 emergencias por crack frente a 144 por cocaína).
EFECTOS DURANTE EL EMBARAZO
Sobre esto, existe la posibilidad del efecto de la propio droga sobre el feto cuando cuando la madre lo consume durante la gestación, teniendo algunos de ellos un efecto potencial sobre el crecimiento del feto, su comportamiento posnatal e incluso su rendimiento mental cuando la exposición ocurre en las últimas etapas del crecimiento. Incluso después del nacimiento, las drogas ingeridas por la madre pueden entrar en el cuerpo del recién nacido a través de la leche materna.
PREVENIR ES VIVIR
La recuperación de un drogadicto siempre es difícil. El exadicto vuelve a las drogas para escapar de los mismos problemas familiares y sociales que se repiten tras su recuperación. Sin duda, la información es el mejor método de prevención. La sociedad en general debe tomar conciencia del problema e inducir a los jóvenes a abstenerse completamente de las drogas.
Autor: Escuela Bíblica
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/drogas-prevenir-e-viver/
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