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El decreto apostólico y los diez mandamientos

Ley

septiembre 11, 2023

¿Por qué los Diez Mandamientos no están incluidos en el decreto apostólico de Hechos 15:20?

Ángel Manuel Rodríguez

Analicemos con detenimiento Hechos 15 para comprender el problema que enfrentó la naciente iglesia cristiana, y entonces prestemos atención al decreto en sí. El contexto del pasaje siempre es la guía más segura para interpretarlo.

1. Comprendamos el problema: El problema queda expresado claramente al comienzo de Hechos 15. Algunos judíos cristianos les decían a los conversos gentiles que si no se circuncidaban «conforme al rito de Moisés», no podían ser salvos (vers. 1). La circuncisión era el ritual de ingreso a la fe judía. Por así decirlo, incorporaba a los gentiles a la historia redentora del pueblo de Dios, recordado durante la Pascua (Éxo. 12:48, 49). Parece ser que la declaración «Si no os circuncidáis […] no podéis ser salvos» no es estrictamente legalismo. Asume que la salvación proviene de los judíos (cf. Rom. 9:4, 5), y que para experimentar la salvación es necesario hacerse judío. En otras palabras, un gentil tiene que hacerse judío antes de beneficiarse de la salvación que Cristo adquirió para todos.

Y hay aún algo más. Algunos creyentes judíos esperaban que los gentiles fueran circuncidados y guardaran «la ley de Moisés» (Hech. 15:5). Puede ser que, según ellos, los gentiles estuvieran guardando la ley de Moisés al estar circuncidados, pero quizá tenían otra cosa en mente. Pedro parece decir que el problema incluía las leyes rituales de la impureza. Al hablar de los gentiles, el apóstol dice que Dios «ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones» (vers. 9). En otras palabras, Dios hizo por los judíos y gentiles lo que las leyes rituales no podían hacer, es decir, purificó sus corazones (cf. Hech. 10:15; 11:9).

2. Comprendamos el decreto: El decreto establece que no se requeriría la circuncisión de los conversos gentiles; que no tendrían que hacerse judíos para ser salvos. Se asume como verdadera la declaración de Pedro: «Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos» (Hech. 15:11). La salvación alcanza a ambos grupos de la misma manera: por medio de Cristo. El decreto mismo se basa en Levítico 17 y 18, y establece que los cristianos gentiles tienen que hacer cuatro cosas (Hech. 15:29): En primer lugar, abstenerse «de lo sacrificado a los ídolos» (Lev. 17:3-9); en segundo, «de sangre» (vers. 10-14); en tercer lugar, «de ahogado» (vers. 15, 16); y en cuarto, «de fornicación» (Lev. 18:1-30).

Aquí estamos hablando de tres aspectos de la vida cristiana estrechamente relacionados. El primero es en esencia una declaración contra la idolatría y una reafirmación del primer mandamiento. Esto indica que los Diez Mandamientos no estaban siendo dejados de lado. Los siguientes dos están relacionados con leyes de salud del Antiguo Testamento (Lev. 11) que prohíben el consumo de sangre al comer la carne de animales sin desangrar. Estas estipulaciones reafirman la validez de las leyes de salud de la Biblia, al asumir que la carne de los animales mencionados pertenecía a los puros. El último se basa en la pureza moral sobre la base del séptimo mandamiento, pero incluye todo tipo de inmoralidad sexual. El decreto promueve el bienestar espiritual, moral y físico de los creyentes gentiles, lo que facilita su relación con los cristianos judíos.

3. Comprendamos la ley: Sobre la base de los comentarios previos podemos afirmar que el decreto no solo asume la validez de la ley moral de Dios, sino que también reafirma su valor para la vida de los cristianos gentiles. No es algo nuevo en Hechos. Según ese libro, muchos gentiles asistían en sábado a la sinagoga y guardaban la ley, sin por eso hacerse formalmente judíos. Eran los llamados «temerosos de Dios» (véase Hech. 17:4, 17). Cuando muchos se hicieron cristianos, ya estaban guardando el sábado. Puede ser que Hechos 15:21 se esté refiriendo a la práctica de los cristianos, tanto judíos como gentiles, de asistir a la sinagoga cada sábado, donde se los instruyó sobre los aspectos morales y religiosos de la ley de Dios. La circuncisión, que era parte de la ley ritual, no les fue impuesta a los gentiles.

Autor: Ángel Manuel Rodríguez, Th. D., fue director del Biblical Research Institute (Silver Spring, Maryland, Estados Unidos).

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://www.adventistbiblicalresearch.org/es/materials/una-salvacion-vital/

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