Eternidad a prueba de fallas
Jesús
mayo 2, 2025

Mientras Jesús sea eterno, la paz será eterna. Y Jesús es eterno. ¡Seremos eternamente a prueba de fallas!
Diego Barreto
Failproof es una palabra difícil de traducir literalmente, pero vamos a intentarlo. Es un término que se utiliza para las cosas o situaciones que contienen mecanismos que evitan que se produzcan fallos. Suele definir algo que está preparado para soportar cualquier adversidad que pueda existir, sin hacer concesiones a ningún fallo o posibilidad de error. Pocas cosas en este mundo son realmente failproof, por lo que es difícil citar ejemplos. En español sería algo como “a prueba de fallas”.
Algo que siempre me ha intrigado es ¿cómo hará Dios para mantener la libertad por toda la eternidad sin que el pecado reaparezca en nuestra realidad? ¿Cómo evitará Dios que los seres libres vuelvan a elegir el mal?
Reflexiona en estas preguntas, porque lo normal es que huyamos de ellas. Y, la mayoría de las veces, respondemos que “con magia”. Es decir, Dios hará algo de magia para que las cosas funcionen así. Sin embargo, es una paradoja insuperable incluso para la pueril “magia” de nuestros pensamientos. Si hay libertad no hay candados. Y si no hay candados, ¿cómo no va a resurgir el mal?
Pueden presentarse dos respuestas y dos motivaciones. La primera es bastante lógica: cuando pecamos por primera vez, el mal era solo un concepto abstracto del que no conocíamos las consecuencias. Hoy todavía podemos conceptualizarlo, pero lo conocemos muy de cerca, de forma tangible. Sentimos sus efectos en nuestra vida cotidiana y social. El pecado hoy es un conocimiento concreto. Vemos sus efectos fatales, muchas veces irreversibles. Y este terrible conocimiento permitirá a los seres humanos, restaurados en el control total de sus libertades (perdimos este control en el Edén después de la caída), decidir libremente no volver al pecado ni alejarse de Dios.
La segunda motivación para que, después del pecado, se mantenga la pureza en medio de la libertad, no tiene que ver con nosotros. Está en Dios mismo. Nos daremos cuenta de que una de las consecuencias más terribles de nuestro pecado fue perpetrada sobre Dios mismo. Cuando contemplamos a Jesús muriendo en la cruz para salvarnos de nuestra condena, nos asalta un doble asombro:
- ¡Qué le hemos hecho a Dios¡
- ¡Qué ha hecho Dios por nosotros!
Creo que esa es la verdadera razón por la que “la calamidad no se repetirá” (Nahum 1:9, NVI). Y esa es, además, la mejor razón, ya que la primera se fija solo en lo que el mal me ha causado y la segunda en lo que el mal ha causado a Dios.
El primer asombro es egoísta, el segundo es desinteresado. Somos conducidos por el reflejo de la cruz de pensar en el YO a pensar en DIOS. Por eso, cuando nos damos cuenta de lo que el mal ha provocado en Dios, lo que realmente queda como la última palabra es lo que Dios pudo hacer por nosotros. El amor roba la escena que el pecado dirigía.
Con esto concluyo que Jesucristo es el cerrojo de seguridad de la eternidad. Es el “mecanismo” que garantiza que el cielo será a prueba de fallas. Por eso, la más importante de las transformaciones es se transformados en personas que “se niegue[n] a sí mism[as]” (Lucas 9:23, NVI) y amen a Dios con todo su corazón. Por eso, lo realmente importante es desarrollar una profunda fidelidad con Dios hasta el punto de negarse a sí mismo, hasta el punto de amar como él amó. Esa es la decisión más importante en la vida. Quien vive así está preparado para el cielo. Quien vive así tiene derecho a recibir de nuevo su libertad perfecta. Quien vive así ama. Solo personas así pueden construir la sociedad eterna. La sociedad del cielo.
Lo que verdaderamente garantiza que la eternidad sea perfecta e impecable son los seres libres que aman a Dios con todo su corazón y no ponen sus propios intereses en el camino. La presencia de Aquel que es amado por todos es el único y definitivo argumento necesario para bloquear completamente la “reentrada” del pecado.
Mientras Jesús sea eterno, la paz será eterna. Y Jesús es eterno. La failproof ‘a prueba de fallas’ es eterna. Este conocimiento afecta a mi vida ahora. No podemos ser perfectos hoy, pero cuanto más amemos a Jesús de verdad y de corazón, mayor será nuestra fidelidad y dedicación a él, y cuanto menos prioricemos el yo, más seguros estaremos en el Eterno. Más paz sentiremos. Menos daño causaremos, porque Jesús es nuestra motivación absoluta.
Cada vez que me niego a mí mismo y le amo más, preparo mi carácter para la vida eterna. ¡Jesús es nuestra seguridad! ¡Él es nuestra cura!
Autor: Diego Barreto es teólogo y coautor del BibleCast, un podcast sobre teología para jóvenes. Es productor de aplicativos cristianos para dispositivos móviles. También dirige los departamentos de Comunicación y Libertad religiosa en la región sur de São Paulo.
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/page/2/
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