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Jesús, el primogénito de la creación

Jesús

septiembre 5, 2023

El título «primogénito» enfatizaba lo primero como símbolo de lo mejor, señalando por lo tanto la singularidad del hijo y su preminencia sobre el resto de la familia. Esto llevaba a entender el término en forma separada de la idea del nacimiento.

Ángel Manuel Rodríguez

Los que niegan la divinidad de Cristo suelen usar Colosenses 1:15, diciendo que él fue el primer ser creado por Dios. Para responder a esto, analizaré el uso del término «primogénito» en el Antiguo Testamento, su uso en el Nuevo Testamento, y su aplicación a Cristo.

1. El primogénito en el Antiguo Testamento: En esta sección de la Biblia se suele usar el término para referirse a los primogénitos animales y humanos. Ambos pertenecían al Señor porque les había conservado la vida durante la muerte de los primogénitos en Egipto (Éxo. 13:15). El primogénito de los animales limpios era sacrificado al Señor, mientras que los impuros tenían que ser redimidos (Éxo. 13:13a; Lev. 27:26, 27). Los primogénitos humanos también debían ser redimidos (Éxo. 13:13b, 15). Más tarde, los levitas fueron ofrecidos al Señor para trabajar en el santuario en lugar de los otros primogénitos de Israel, redimiéndolos en forma permanente (Núm. 8:16-18).

El primogénito de los humanos era «el principio [del] vigor» (Gén. 49:3), refiriéndose al poder procreador del padre. Desde la perspectiva de la madre, el primogénito era «todo el que [abría] matriz» (Éxo. 13:2). La significación de los primogénitos humanos descansaba acaso en el hecho de que el primer hijo sería el líder de la familia después de la muerte del padre. Recibía una doble porción de la herencia y la honra y el respeto de la familia (Deut. 21:17).

El título «primogénito» enfatizaba lo primero como símbolo de lo mejor, señalando por lo tanto la singularidad del hijo y su preminencia sobre el resto de la familia. Esto llevaba a entender el término en forma separada de la idea del nacimiento. Por ello, Israel era el «primogénito» del Señor (Éxo. 4:22), porque era el «especial tesoro», un «reino de sacerdotes y gente santa» de Dios (Éxo. 19:5, 6). David también es llamado el primogénito porque es «el más excelso de los reyes de la tierra» (Sal. 89:27).

2. El primogénito en el Nuevo Testamento: Jesús es llamado el primogénito de María (Luc. 2:7), el que abrió la matriz. Otros pasajes del Nuevo Testamento usan el título

«primogénito» en forma metafórica. Según Hebreos 12:23, hay una «congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos». Es otra manera de decir que el Israel de la fe

es el primogénito del Señor.

Respecto de Cristo, él es el «primogénito entre muchos hermanos» (Rom. 8:29), señalando así su posición preminente entre los redimidos por su gracia y constituidos por él como sus hermanos. Cristo es también «el primogénito de los muertos» (Col. 1:18; Apoc. 1:5). Se usa este término para indicar que él es el único que venció el poder de la muerte y puso su victoria a disposición de todos.

3. El primogénito de la creación: El contexto de Colosenses 1:15 indica claramente que cuando se aplica a Jesús, el término «primogénito» señala su preminencia en la creación y su poder o soberanía sobre ella.

En primer lugar, el pasaje se refiere al origen de la creación, no de Jesús. Él trajo todo a la existencia y es antes que todas las cosas (vv. 16, 17).

En segundo lugar, es descrito como el comienzo, como el que creó en el principio (Gén. 1:1). La creación tuvo un comienzo, pero él no.

En tercer lugar, Jesús es también «el primogénito de los muertos» (v. 18). Se contrasta aquí el comienzo de la creación libre de la muerte y la obra escatológica de Cristo, que venció el poder de la muerte. Como primogénito de los muertos, tiene poder sobre la muerte.

En cuarto lugar, el propósito divino en todo esto fue «para que en todo [Cristo] tenga la preminencia» (v. 18). Como Creador y Redentor, Jesús ocupa el primer lugar en el cosmos. Es el supremo gobernante por el cual subsisten todas las cosas (v. 17).

Por último, Cristo es la imagen misma de Dios, porque la plenitud de Dios habita en él (vers. 15, 19). Por lo tanto, su supremacía se basa no solo en su obra, sino en la naturaleza misma de Dios.

Autor: Ángel Manuel Rodríguez, Th. D., fue director del Biblical Research Institute (Silver Spring, Maryland, Estados Unidos).

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://www.adventistbiblicalresearch.org/es/materials/colosenses-115/

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