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¿La fe es un sentimiento?

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mayo 14, 2025

La fe genuina consiste en reconocer la fidelidad de Dios y ser movidos en respuesta a ello.

Maiara Costa

Una palabra tan pequeña y tan compleja. Una de las palabras más difíciles de encontrar un significado simple y objetivo. Para el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española fe puede significar muchas cosas, como: conjunto de creencias; palabra que se da como promesa; seguridad de que algo es cierto; fidelidad, lealtad.

En latín, este término adopta dos sentidos: fe doctrinal y fe relacional.

Pero, después de todo, ¿qué es la fe? ¿Es un sentimiento? ¿Una sensación? ¿Un pensamiento positivo?

¿Significa esto que para estar seguros de si tenemos o no fe necesitamos estar sintiendo algo? Si no lo siento, ¿significa que no la tengo?

Para empezar a entender este tema tan importante (Hebreos 11:6), no nos pondremos a filosofar ni haremos un estudio etimológico exhaustivo, sino que trataremos de entender la fe de la forma más sencilla posible, es decir, a través de una historia, del ejemplo de alguien que fue considerado una persona de fe (Hebreos 11:8).

Abre tu Biblia en el libro del Génesis, capítulo 12. Allí encontramos la historia de uno de los más grandes personajes del Antiguo Testamento que es Abrahán, considerado el padre de la fe.

El texto bíblico nos informa de que Abram era un hombre de setenta y cinco años que vivía en Ur de los Caldeos, casado, sin hijos, una persona que construyó su vida en Harán, tenía posesiones, tenía sirvientes y aparentemente tenía estabilidad en todos los ámbitos. La historia cuenta que en un momento determinado oyó la voz de Dios que le hablaba, pidiéndole algo que para nosotros puede sonar demasiado extraño. La voz le dijo que abandonara a su familia, es decir, todo lo que podría representar su seguridad y estabilidad, y partiera hacia un lugar desconocido. La narración continúa y nos muestra que Dios le presentó a Abram algunas promesas y un propósito. Sin muchas preguntas ni siquiera diálogos, la historia nos dice que Abram oyó la voz de Dios y le obedeció (Génesis 12:1-8).

¿Qué puede enseñarnos esta historia sobre la fe?

En ningún momento encontramos en el texto un diálogo entre Dios y Abram. Dios habla y Abram escucha.

No encontramos en el texto a Dios dando todas las coordenadas e información a Abram. Dios dice lo que será, pero no cómo.

No encontramos en el texto a Dios ofreciendo garantías del cuándo.

No siempre tendremos respuestas a todas las preguntas.

No siempre tendremos toda la información necesaria.

No siempre entenderemos todo inmediatamente.

Esto nos enseña que una persona de fe es aquella que escucha y hace. Por eso, el concepto bíblico de la fe es una convicción firme (Hebreos 11:1). Esta convicción no proviene de sentimientos o asentimientos, emociones, sensaciones, escalofríos y demás, sino de una relación profunda. La palabra hebrea utilizada para la fe es emuná y está tomada de una expresión: Elohim mélej neemán, que significa que “Dios es un rey fiel”.

Nótese que la fe no es algo basado en sentimientos o sensaciones, sino en la convicción de la fidelidad de Dios. La fe es reconocer esa fidelidad. La fe es confiar en Alguien. En él estoy firme, porque es un rey fiel.

La fe que hoy se promueve se basa en lo que los ojos pueden ver y lo que se puede sentir. Sin embargo, la fe genuina es reconocer la fidelidad de Dios y, como respuesta, dejarse llevar por ella.

Concluyo con el siguiente pensamiento: aunque las evidencias no respondan todo sobre Dios, o aunque no puedan siquiera probar su existencia, que mi relación personal con Dios cubra lo que no entiendo ni tengo respuesta: porque él ha sido un rey fiel para mí.

Autor: Maiara Costa

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/fe/

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