La ley en Gálatas
Ley
mayo 5, 2023
Los judíos no comprendían el papel de la ley. En primer lugar, pensaban que podrían guardarla con sus propios esfuerzos. En segundo lugar, creían que al cumplirla tendrían méritos para la salvación.
Pr. Ozeas Caldas Moura
Gálatas 3:10 dice: “Porque todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley para cumplirlas”. En primer lugar, veamos las dos frases clave del texto, “obras de la ley” y “bajo maldición”. En cuanto a “obras de la ley”, la palabra obras es una traducción del griego érgon, y significa ‘negocio’, ‘servicio’, ‘acto’, ‘acción’, ‘algo hecho’. La palabra ley es traducción del griego nómos, y significa ‘costumbre’, ‘ley’, ‘precepto’, ‘leyes mosaicas’, ‘el Pentateuco’ y ‘los libros del Antiguo Testamento’. “‘La ley’ era el título que generalmente aplicaban los judíos de los días del NT a los escritos de Moisés (ver com. Luc. 24: 44). Esta referencia quizá sea al libro
de Deuteronomio en particular, que a veces era llamado el libro de la ley” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, vol. 6, p. 953). Por su parte, “bajo maldición” refiere lo contrario de Gálatas 3:9, donde “los de la fe” son los “bendecidos”. En cambio, los que dependen de las obras de la ley no pueden compartir la bendición porque están bajo la maldición de lo que ‘está escrito’.
La obediencia PERFECTA se evidencia en las palabras “en todas las cosas” y la obediencia CONTINUA, en la palabra “permanece”. Ningún hombre puede prestar esta obediencia (Romanos 3:19, 20) (Comentario de Jamieson, Fausset y Brown). La palabra “maldición” en Gálatas 3:10 es katára, y significa ‘execración’, ‘imprecación’, ‘maldición’. La cita de Deuteronomio 27:26 que aparece en Gálatas 3:10 está tomada de la Septuaginta o LXX (Pablo solo cambió la palabra “palabras” lógois, de la LXX, por “[cosas] escritas” gegraménois). Al citar Deuteronomio 27:26, Pablo tenía en mente las maldiciones pronunciadas en el monte Ebal (Deuteronomio 27:15-26 y 28:15-68).
Los judíos trataron de escapar de estas maldiciones esforzándose por observar cada detalle de las leyes que recibieron (morales, ceremoniales y civiles, este último no es un factor de discusión aquí, en Gálatas 3:10). Pero, en el mejor de los casos, solo consiguieron una justicia legal, no la verdadera justificación ante Dios, que se consigue solo por la fe en los méritos de Cristo (Gálatas 2:16). Gálatas 3:10 debe analizarse en el contexto general de la Epístola a los Gálatas, que trata de la lucha de Pablo contra los llamados “judaizantes”. Estos eran judeocristianos que predicaban el cumplimiento de la ley —incluyendo la ley ceremonial, y también la práctica de la circuncisión (Gálatas 5:2, 3, 6,11; 6:12,13,15)— como necesaria para la justificación ante Dios. Pablo se refiere a ellos como “falsos hermanos” (2:4), porque predicaban el evangelio añadiendo a lo que Pablo ya había predicado (1:8, 9). Mientras que Pablo enseñaba que la justificación y la salvación son por la gracia de Cristo (1:6) y a través de la fe (2:16) —fe que lleva a la práctica de los mandamientos: Gálatas 5:19-21 y 24—, estos judaizantes enfatizaban que la justificación era por la práctica de normas y costumbres.
Es en este contexto en el que hay que entender Gálatas 3:10. Pablo está diciendo allí que, si uno pretende ser justo y también digno del cielo por las “obras de la ley”, está “bajo maldición” porque todos hemos pecado, y la voluntad de hacer el bien se encuentra con “otra ley” que le impulsa a uno a hacer el mal (Romanos 7:22 y 23): la “ley del pecado” (Romanos 7:23 y 25). Es cierto que Pablo, al hablar de la ley, dijo que “quien cumpla estos preceptos, por ellos vivirá” (Gálatas 3:12, BLPH). Sin embargo, sucede que, sin la gracia de Cristo, nadie lo consigue. Cuando uno peca está “bajo la maldición” o “condena de la ley”. Ese es el papel de la ley: condenar señalando los pecados (Romanos 3:19 y 20). Y al sentirse condenado, el pecador debe acudir a Cristo, quien perdona, justifica y capacita para obedecer por amor la ley (Juan 14:15).
Los judíos no comprendían el papel de la ley. En primer lugar, pensaban que podrían guardarla con sus propios esfuerzos. En segundo lugar, creían que al cumplirla tendrían méritos para la salvación. La ley mostraba el ideal de Dios para la conducta humana. Pero entre este ideal divino y nuestra pecaminosidad hay un gran abismo, que solo se cruza por la gracia de Dios, que nos permite obedecer por amor (“¡El amor de Cristo nos motiva!” [2 Corintios 5:14]). Es cierto que es “maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley para cumplirlas”. En ese sentido, todos están “malditos” porque todos pecaron (“No hay justo, ni siquiera uno” [Romanos 3:10]). Pero ahí entra Dios que, por el sacrificio y la justicia de Cristo, “nos redim[e] de la maldición [condena] de la ley” (Gálatas 3:13) y nos capacita para obedecerla por amor. También hay que recordar que si la justificación fuera “por las obras de la ley” nunca la alcanzaríamos, pues incluso nuestras buenas obras son imperfectas, ya que las practican personas imperfectas. Si nuestra “justicia” se compara con “trapos de inmundicia” (Isaías 64:6), ¡imagina nuestra “injusticia”! Pero gracias a Dios por Cristo Jesús, que “se hizo justicia por nosotros” (1 Corintios 1:30). Y puesto que somos aceptados y justificados por los méritos de Cristo, y no por los nuestros, podemos exclamar con confianza: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
Autor: Ozeas Caldas Moura es doctor en Teología Bíblica.
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/a-lei-em-galatas/
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