Las dispensaciones en la Biblia
Gracia
marzo 3, 2023
¿Cuáles son las dispensaciones que Dios nos concedió? ¿Estamos bajo la dispensación de la gracia?
Pr. Alberto R. Timm, Ph. D.
Se ha especulado mucho sobre el número y la naturaleza de las dispensaciones o sistemas de relación entre Dios y la raza humana. La gran mayoría de los “dispensacionalistas” contemporáneos afirman que (1) la historia bíblica se divide en siete dispensaciones distintas; (2) Dios sigue teniendo diferentes propósitos salvíficos para Israel y la iglesia en la actualidad; y (3) nosotros vivimos hoy bajo la “dispensación de la gracia”, mientras que los israelitas estuvieron, desde el Sinaí hasta la muerte de Cristo, bajo la “dispensación de la ley”.
Por muy atractivos que parezcan los diagramas dispensacionalistas, carecen de fundamento bíblico. La división de la historia de la salvación en siete dispensaciones distintas, tal y como proponen los dispensacionalistas, no se deriva de una exégesis cuidadosa de los textos bíblicos en los que aparecen los términos griegos oikonomía (traducido como “dispensación” en Efesios 1:10; 3:2 y 9; Colosenses 1:25) o ayón (traducido como ‘siglo’ en Lucas 20:35 y ‘tiempos’ y ‘siglos’ en Judas 25), ni tampoco lo sugiere siempre el consenso general de las Escrituras. Por lo tanto, tal división no es más que un esquema artificial impuesto arbitrariamente a la Escritura y que acaba fragmentando la unidad tipológica de la Palabra de Dios.
La propia Biblia divide la historia de la humanidad en dos grandes dispensaciones, interconectadas mediante una relación tipológica. La primera de ellas es la dispensación del Antiguo Testamento, que se extendió desde la caída del hombre hasta la muerte de Cristo, y la segunda es la dispensación actual del Nuevo Testamento, que comenzó con la muerte de Cristo y continúa hasta su segunda venida. La epístola a los Hebreos define la relación tipológica existente entre ambas dispensaciones mencionando que la primera era un tipo (“figura” o “sombra”) de la segunda, y que esta, a su vez, es el antitipo (realidad o concreción) de la primera (véase Hebreos 7:10).
La teoría dispensacionalista de una distinción permanente entre Israel y la iglesia, por otro lado, ignora completamente el concepto del Nuevo Testamento de que en Cristo se han deshecho todas las distinciones raciales y étnicas. Pablo deja claro que en Cristo “no hay distinción entre judío y griego” (Romanos 10:12, NBLA), y que todos los que están en Cristo son también “descendientes de Abraham y herederos según la promesa” (Gálatas 3:26-29, BLP; véase Hebreos 11:8-16).
Hay serias implicaciones teológicas en la falsa dicotomía dispensacionalista de que bajo la antigua dispensación israelita “de la ley” los pecadores se salvaban “por la ley” sin la gracia, y que bajo la actual dispensación cristiana “de la gracia” las personas se salvan “por la gracia” sin la ley. Si todos los seres humanos de todas las épocas son igualmente pecadores (Jeremías 13:23; Romanos 3:23; Efesios 2:1-3), ¿cómo era posible que algunos de ellos pudieran salvarse por sus propios méritos de obediencia a la ley? ¿No había sido Dios injusto con el pueblo del Antiguo Testamento, al imponerle un plan de salvación legalista, mucho más severo que el del Nuevo Testamento?
Un análisis minucioso del concepto bíblico de la salvación revela el hecho de que los pecadores fueron, bajo ambas dispensaciones y en todo tiempo, siempre salvos por la gracia (Salmo 6:4; Isaías 55:1-4; Efesios 2:8 y 9), justificados por la fe (Génesis 15:6; Habacuc 2:4; Romanos 5:1) y juzgados por las obras (Deuteronomio 28; Mateo 5:16-21; 25:31-46; Apocalipsis 20:11-13). Esto significa, en primer lugar, que el Antiguo Testamento no enseña una forma legalista de salvación. Es interesante observar que, incluso en el pacto del Sinaí (véase Éxodo 19:24), Dios primero salvó a su pueblo de la esclavitud en Egipto (Éxodo 20:1 y 2) para luego proclamarles el decálogo y exigirles obediencia (Éxodo 20:3-17).
Del mismo modo, el Deuteronomio “no enseña”, según Gerhard von Rad, “un camino legalista”, pues allí los imperativos de obediencia exigida son siempre una respuesta de Israel a las indicaciones de salvación previamente proporcionadas por el Señor. Además, todos los sacrificios ofrecidos bajo la antigua dispensación prefiguraban en símbolos la suprema revelación de la gracia salvadora de Dios en la muerte de Cristo como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
Por otro lado, la nueva dispensación no enseña un camino de salvación antinomista (sin ley). La falsa teoría de que la gracia de Dios invalida la necesidad de observar el decálogo distorsiona completamente el plan de salvación. Si “el pecado es la transgresión de la ley” (1 Juan 3:4) y la ley fuera abolida, entonces no habría más pecadores y, en consecuencia, no habría más necesidad de salvación. Pablo refuta esta teoría afirmando que la fe no anula la ley moral (Romanos 3:31; ver Mateo 5:17 y 18), pues el problema del pecado no está en la ley, que es santa, justa y buena (Romanos 7:12), sino en el propio pecador que necesita ser regenerado por la gracia de Dios (Romanos 3:23). Los que verdaderamente aceptan el don gratuito de la salvación de Dios en Cristo pasan de la condenación de la ley (Romanos 8:1-4) a la conformidad con la ley (Habacuc 8:8-10).
Autor: Pr. Alberto R. Timm, Ph. D.
La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/as-dispensacoes-na-biblia/
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