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Mercado de la fe

Fe

febrero 3, 2023

¿Por qué hoy en día las iglesias toman tanto dinero de fieles que, muchas veces, no tienen para su sustento propio?

Pr. Alberto Timm, Ph. D.

La Biblia enseña que los creyentes deben devolver al Señor el diezmo, es decir, el diez por ciento de sus ingresos (Malaquías 3:8-10; compárese con Mateo 23:23). Además del diezmo, deben dar ofrendas voluntarias. Estas dávidas deben ser proporcionales a los beneficios obtenidos, aunque estos sean de escaso valor. El ejemplo de la viuda pobre, recogido en Marcos 12:41-44, deja claro que no solo los ricos, sino también los pobres, deben contribuir económicamente, según sus posibilidades, al avance de la causa de Dios en la tierra (1 Corintios 9:13 y 14).

Hoy, sin embargo, hay un número significativo de denominaciones cristianas que van más allá de las enseñanzas bíblicas, y se han convertido en verdaderas empresas de explotación financiera de los creyentes. Algunos predicadores de la llamada “teología de la prosperidad” incluso prometen a los fieles que, si son generosos en sus donativos, podrán incluso elegir de antemano las “bendiciones” que reclamarán a Dios. Entre las opciones están el tipo de casa y la marca de auto que desean tener, así como el saldo de la cuenta bancaria que más les guste. Ahora bien, si tal “bendición” no se produce como se había prometido, ¡la culpa se atribuye siempre a los propios dadores que no han ejercido la “fe” necesaria para ello!

Aprovechándose de la credulidad de la gente menos instruida, muchos predicadores populistas condicionan la satisfacción de las necesidades básicas de una persona a la cantidad de donativos económicos que esta entregue a las arcas de la iglesia. Las “curas” de enfermedades y los “milagros” para mejorar la calidad de vida se propagan como resultado de esas donaciones. Los llamamientos públicos acaban manipulando a los donantes con preguntas como: “¿Prefiere una bendición de solo 50 reales o una de 500 reales? Pero, ¿por qué no reclamas a Dios, con fe, una bendición equivalente a 5.000 reales?”.

Algunas personas pueden incluso mejorar su situación financiera siguiendo estos llamamientos populistas. Pero la realidad indiscutible es que ni Cristo ni sus apóstoles hicieron nunca uso de este tipo de manipulación psicosocial. Sanaban a los enfermos y resucitaban a los muertos sin pedir nunca donativos de gratitud como recompensa por los “servicios prestados”.

Aunque los predicadores de la prosperidad de hoy en día se llaman a sí mismos cristianos, se dejan llevar mucho más por la actitud codiciosa de Giezi que por el espíritu altruista del profeta Eliseo (véase 2 Reyes 5:1-27). Ignorantes de que Dios “hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:45), estos predicadores presentan al mundo un dios caricaturesco, nepotista y usurero.

Además, los “testimonios” exhibicionistas difundidos en los medios de comunicación, como propaganda de las “bendiciones” que se pueden alcanzar en ciertas confesiones cristianas son claramente reprobados por Cristo en el relato de la ofrenda de la viuda pobre (véase Marcos 12:41-44; Lucas 21:1-4) y en la parábola del fariseo y el publicano (véase Lucas 18:9-14). En Mateo 6:2-4, Cristo advierte: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Por lo tanto, la teología de la prosperidad, con sus llamamientos y testimonios populistas, no refleja la verdadera enseñanza bíblica sobre la fidelidad discreta en los diezmos y las ofrendas. La religión que enseñan muchos predicadores de la prosperidad no es más que una religión de marketing populista para aumentar, a cualquier precio, el número de seguidores y los recursos financieros de sus iglesias.

Autor: Alberto R. Timm, Ph. D.

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web:  https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/mercado-da-fe/

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