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Muerte en la tierra nueva (Isaías 65:20)

Tierra Nueva

agosto 28, 2024

Isaías 65:20 dice que habrá muerte en los nuevos cielos y la nueva tierra. ¿Cómo puede ser esto?

Ángel Manuel Rodríguez

Esto es lo que dice el versículo: «No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito». Esta promesa de larga vida en presencia del pecado y la muerte se da en el contexto de un anuncio divino: «Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra». El contexto (vers. 17-25) describe la transformación de la sociedad (vers. 18, 19, 22-24), la naturaleza (vers. 25) y la relación de las personas con Dios (vers. 19, 24). Para responder a esta pregunta, necesitamos explorar el concepto de lo «nuevo» en Isaías.

1. Nuevos cielos y nueva tierra. La frase «nuevos cielos y nueva tierra» designa una nueva creación (vers. 17-25; 66:22; ver Gén. 1:1); que, de acuerdo con Isaías, desplazará totalmente y llevará a su fin a las cosas antiguas. La «nueva» obra de Dios es tan radical, que «de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento» (Isa. 65:17). El gozo absoluto prevalecerá (vers. 18); el lloro y el clamor desaparecerán para siempre (vers. 19), y será transformada la naturaleza de los animales salvajes (vers. 25). El profeta, incluso, anuncia que Dios «destruirá la muerte para siempre» (Isa. 25:8) mediante la resurrección de su pueblo. Esta será la última derrota de la muerte. Para el profeta, esta es una expectación del tiempo del fin, un regreso al Paraíso de Dios.

2. Israel y lo nuevo en Isaías. Lo «nuevo» es un concepto muy importante en Isaías. Dios anuncia a su pueblo nuevas cosas «antes que salgan a luz» (Isa. 42:9); de hecho, él ya ha hecho «cosa nueva» (Isa. 43:19). Esta cosa nueva es su obra de redención de Israel, su liberación del exilio y su regreso a Jerusalén. Lo nuevo es la obra de salvación divina dentro del flujo de la historia. Este evento afectará a la naturaleza (vers. 19, 20) y traerá sanidad a su pueblo (Isa. 42:16). Lo que es particularmente novedoso es que, en la liberación de Israel, la nación en sí misma no desempeñará ningún papel; Dios utilizará al Rey persa (Isa. 44:24-45:7); se basará en la gracia perdonadora de Dios (Isa. 43:25), y las naciones se beneficiarán de ello (Isa. 45:22-24).

Esta nueva, radical y única obra de salvación toma lugar dentro de la historia de Israel, y no lleva inmediatamente a su fin a las naciones. El reino Medo-persa aún está en el poder, pero Dios lo usa para traer a la existencia algo totalmente nuevo. Los antiguos poderes opresivos coexisten con la nueva creación que Dios ha traído a la existencia. Lo que el Nuevo Testamento llama «este siglo» y «el siglo venidero» (Mat. 12:32) es descrito, en Isaías, como una realidad presente simultánea en la arena de la historia humana.

En Isaías, la nueva creación no se remite totalmente al futuro: ha irrumpido repentinamente en el presente, a través de la gloriosa obra de Dios de la redención y el perdón. El versículo que usted ha citado anuncia que, incluso ahora, en la existencia presente del Israel espiritual, Dios ya ha derrotado a la muerte. Esta idea es expresada a través de la promesa de longevidad y la eliminación de la mortalidad infantil (Isa. 65:20). Esta promesa señala los límites impuestos al poder de la muerte y predice el fin futuro de la muerte. Por medio de ese lenguaje, Dios les informa que la nueva creación ya está aquí, que la muerte está siendo derrotada y que se dirige hacia su extinción en la consumación de la nueva creación.

3. Lo nuevo en el Nuevo Testamento. La era de la salvación, iniciada por Cristo, coexiste con la era mala del pecado y la muerte (ver Gál. 1:4; Heb. 6:5). La derrota de la muerte ya es una realidad por medio de la obra redentora de Cristo (Apoc. 1:18; Heb. 2:14). Por medio de él, la nueva creación es una realidad presente, y los creyentes forman parte de ella (2 Cor. 5:17; Gál. 1:4). Ya está aquí como una promesa, como un regalo, como un proceso mediante el cual los pecadores son transformados a la semejanza de Cristo (2 Cor. 4:16). Ahora estamos esperando la consumación perfecta de esa salvación (Rom. 8:19-23; Apoc. 21:1).

Autor: Ángel Manuel Rodríguez, Th. D., fue director del Biblical Research Institute (Silver Spring, Maryland, Estados Unidos).

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://adventistbiblicalresearch.org/es/materials/isaiah-6520/ 

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