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Preguntas de un ateo

Dios

mayo 19, 2023

Aunque la Biblia no es un libro científico, siempre ha ido por delante de la ciencia, lo que demuestra que existe una perfecta armonía entre la ciencia verdadera y las Sagradas Escrituras.

Un hombre normal y corriente ¿no podría haber estudiado mucho de historia y haber inventado la Biblia? ¿Sobre qué base se afirma que Dios existe? Si Dios existe, ¿la Biblia es su palabra verdadera? ¿Realmente vino Jesús a la tierra? Si todo lo que la Biblia dice es verdad, ¿cómo se puede ignorar a los científicos y eruditos cuando enseñan sobre el big bang y la evolución del hombre a través del simio?

Tus dudas pueden ser muchas, pero seguro que Dios te ayudará a encontrar las evidencias que necesitas para creer. En 2 Pedro 1:20, 21 dice: “Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo”. La Biblia es clara en que el inventor de la Biblia es el Espíritu Santo y no el hombre. ¿Sabías que la Biblia hizo descubrimientos antes que los científicos? Observa lo siguiente:

La tierra suspendida sobre la nada: “Dios extiende el cielo sobre el vacío; sobre la nada tiene suspendida la tierra” (Job 26:7, NVI). Alrededor del año 1400 d. C. se enseñaba en las escuelas que el planeta Tierra estaba encima de un “elefante gigante”. Pero la Biblia, 3200 años antes de que Copérnico dijera que la Tierra está suspendida sobre la nada, ¡ya lo decía!

El peso del aire: “Al dar su peso al viento, y poner a las aguas su medida” (Job 28:25). Antes de que los científicos descubrieran que el aire tiene peso, unos 3000 atrás la Biblia ya enseñaba sobre esto.

El proceso embriológico: “Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No fueron encubiertos de ti mis huesos a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello” (Salmo 139:12-16). Lee también Job 10:9-11. Antes de que existiera la medicina, David sabía que Dios había formado al hombre de manera maravillosa, e incluso mencionó que Dios lo vio antes de que fuera formado, es decir, cuando era un embrión.

Te pregunto: ¿cómo podrían saber todo esto los hombres de aquella época, que no tenían el estudio que tenemos hoy, que no tenían los medios científicos con que contamos hoy (como un telescopio para contar las estrellas, un avión espacial para ir al espacio y ver que la Tierra es redonda y está suspendida sobre la nada, un aparato para medir el peso del aire, y un equipo de ultrasonido para ver un embrión o incluso cirugías de cesárea, que no existían)? No hay otra forma, sino que Dios les diga a través de la inspiración. No puedo concebir que los autores bíblicos aprendieran todo esto por su cuenta. ¡Es absurdo suponer tal cosa! La ciencia confirma la Biblia.

Además de los adelantos científicos, hay otras pruebas de que la Biblia es un libro hecho por Dios:

1) Profecías cumplidas: ¿Cómo pudieron los profetas anticipar acontecimientos que tuvieron lugar muchos años después? Una profecía cumplida es un milagro perpetuo, una prueba “indiscutible” de que este libro es divino. Como ejemplo, tenemos la experiencia del general Ciro. Ciento cincuenta años antes de que naciera Ciro, Dios describió lo que este general iba a hacer (Isaías 45:1-7). ¿Lo sabía el profeta por casualidad?

2) Su veracidad histórica: La arqueología moderna lo confirma: las piedras hablan. El mismo Dios que creó el mundo escribió el libro. No hay contradicciones entre las páginas y las piedras.

3) La unidad de las dos partes: Aunque fueron escritas por más de treinta hombres diferentes, en muchos lugares y diferentes épocas, cada parte de la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) se une a las demás.

4) Su inagotabilidad: Es el único libro en la historia del mundo al que se le puede aplicar este adjetivo. Una persona puede empezar a estudiarla al principio de una larga vida, y al final de ella seguir descubriendo cosas nuevas.

5) Su adaptabilidad: El libro tiene partes que los niños pueden entender y partes que desafían la mente de los más sabios del mundo. La Biblia se adapta a todas las edades.

6) Su enseñanza superior: Los hombres malvados no pudieron haber escrito la Biblia, porque los condena. Su nivel de enseñanza es alto, noble y exigente.

7) Su influencia: Si fuera un libro humano, nunca podría haber logrado lo que ya ha conseguido en el mundo a lo largo de los siglos. Ha tenido, y sigue teniendo, una influencia beneficiosa, sanadora y transformadora. ¿Tendría un libro creado por hombres el poder de convertir a los asesinos en predicadores?

8) El testimonio de Cristo: Él continuamente citaba y confirmaba las Escrituras (“la Escritura no puede ser anulada” [Juan 10:35, RVR-2015]).

9) El testimonio de la experiencia: Multitudes de redimidos de Cristo —tanto del pasado como del presente— testifican del valor de la palabra de Dios en sus vidas: “Lámpara para mis pies es tu palabra, y luz para mis caminos” (Salmo 119:105).

10) Su indestructibilidad: A pesar de todos los esfuerzos de sus enemigos a lo largo de los siglos para acabar con el Libro de Dios, este siempre continúa y continuará: “La palabra de nuestro Dios permanece para siempre” (Isaías 40:8; 1 Pedro 1:24, 25).

11) Su universalidad: Es el único Libro en la historia del mundo que ha sido traducido en parte o en su totalidad a más de 3000 idiomas y dialectos. Es el único Libro cuyas enseñanzas sirven a todos los pueblos de la tierra.

12) Su perfección: La Biblia no puede ser mejorada. Nadie puede tener la audacia de intentar eso. Sería ridículo. El Libro es completo y perfecto, y evidencia la mano de Dios.

Como conclusión a la respuesta a tu primera pregunta, te pregunto: ¿cómo podría haber estudiado el hombre la historia con la finalidad de inventar la Biblia si aún no existía la historia moderna?

Respondiendo a tu segunda pregunta, “¿Sobre qué base podemos afirmar que existe Dios?”. La respuesta es sobre la base de su propia afirmación (sobre su existencia), pues Dios tiene autoridad para hacerlo (Job 38:4, 40:1, 40:6-9, 40:15-19, 42:1). En Isaías 40:18 y 26, Dios le hace estas preguntas: “¿Con quién compararán a Dios? ¿Con qué imagen lo representarán?… Levanten en alto sus ojos y miren quién ha creado estas cosas” (RVC) Y añade: “Acuérdense de los hechos del pasado, que sucedieron hace mucho tiempo. Porque yo soy Dios y no existe ningún otro. Soy Dios y no hay nadie como yo” (Isaías 46:9, PDT).

Por ejemplo, amigo mío, la creación. El universo, con sus miles de millones de galaxias (¡imagina cuántos planetas hay en ellas!); los instintos de los animales, que conocen el momento adecuado para hibernar, para adquirir alimentos y para desovar en el momento adecuado (los peces). ¿Y el cuerpo humano? ¿Cómo explicar evolutivamente los pechos? Hasta que se desarrollen, los hijos habrían muerto de hambre, y si se hubieran alimentado de otra manera, ¿por qué iban a necesitar leche? ¿Y el ojo humano? (Hasta Darwin quedó perplejo): contiene muchos músculos que funcionan armoniosamente. La retina humana es la envidia de los informáticos: sus 100 millones de bastones y conos, y sus capas de neuronas, realizan al menos 10 000 millones de cálculos por segundo. ¿Es posible que la visión humana haya surgido por casualidad? Darwin admitió que esto era un problema cuando escribió: “Parece imposible o absurdo, reconoce, suponer que [la evolución] pudiera haber formado la visión” (A Origem das Espécies, p. 168)

Y así, se podrían enumerar muchos otros ejemplos. Como dijo el biólogo Edwin Conklin, “la probabilidad de que la vida se haya originado por azar es comparable a la de que un diccionario completo surja como resultado de la explosión de una imprenta”. ¿Puede formarse un diccionario como consecuencia de la explosión de una imprenta? ¡Claro que no! Imagina ahora el universo con todas sus criaturas, ¡que es mucho más complejo!

Si Dios existe, obviamente la Biblia es la Palabra de Dios, porque fue el Espíritu Santo quien la inspiró (2 Pedro 1:20, 21; 2 Timoteo 3:16). Jesús dijo que la Biblia es la verdad (Juan 17:17). Si la Biblia no fuera la verdadera Palabra del Señor, no podría predecir el futuro, ni siquiera transformar a las personas. Jesús vino a la tierra. “Dios no es hombre para que mienta” (Números 23:19). Si Cristo no hubiera venido a destruir las obras del enemigo, ¿crees que el diablo no nos habría matado hace tiempo?

Respecto a tu pregunta “si lo que la Biblia dice es cierto, ¿cómo podemos ignorar a los científicos que dicen que evolucionamos del mono?”. Vamos a analizar: la Biblia afirma explícitamente que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26 y 27). Algunos científicos dicen que descendemos del simio. Es increíble lo corrompido que está el hombre por el pecado, que ¡algunos llegan a preferir venir de un animal irracional en lugar del Dios omnipotente! Algo que nos debe quedar muy claro es que Dios es la única autoridad cuando se trata de la creación o de asuntos espirituales, no la ciencia: “Porque [las cosas espirituales] se disciernen espiritualmente” (1 Corintios 2:14, 15, LBLA), no “humanamente”. Pero ¿se puede confiar en la ciencia? Te voy a mostrar unos cuantos ejemplos (hay muchos) para que veas que los científicos se equivocan, y que no podemos confiar plenamente en sus “análisis”.

Hace años los científicos afirmaron haber descubierto el ancestro del hombre: “el hombre de Nebraska”. Estaban tan eufóricos que publicaron en todo el mundo. Después de un tiempo de investigación, se reveló que el ser que creían que era el ancestro del hombre ¡era sólo una especie extinta de CERDO! Todas las “pruebas” procedían originalmente de un solo diente y, sin embargo, en su momento se realizaron reconstrucciones completas que circularon en la portada de varias revistas científicas. Una actitud muy poco científica, ¿no? Otro ejemplo de incoherencia es el descubrimiento realizado recientemente sobre el “hombre de Neandertal”:

♦ El ADN confirma que los neandertales no son ancestros de los humanos (Fuente: ZAZ/Últimas noticias. Martes, 28 de marzo de 2000, 17:20).

♦ Las pruebas de ADN realizadas a las costillas de un “niño neandertal” muerto hace 28 000 años (según los científicos) han confirmado que estos misteriosos homínidos no eran ancestros de los humanos, según anunciaron el martes investigadores escoceses e ingleses.

♦ El resultado de la investigación iniciada en 1997 con las primeras pruebas sobre varios restos de neandertales desenterrados en el Valle de Neander de Alemania en 1856 confirmó lo que la mayoría de los científicos ya sospechaban.

♦ El equipo del profesor William Goodwin, de la Universidad de Glasgow, dijo que otro fósil, hallado en Mezmaiskaya, en las montañas del Cáucaso, al sur de Rusia, evidenció una secuencia genética muy cercana a la encontrada en Alemania, con solo un 3,48 % de diferencias. Pero lo más significativo es que ninguno de los dos mostró relación alguna con los especímenes humanos de la población europea moderna. Esto verifica que el hombre europeo moderno no tiene nada que ver con el llamado “hombre de Neandertal”, aseguran los investigadores. El artículo sobre esta investigación apareció en la revista Nature.

Tras estos hechos, podemos concluir que la ciencia no merece toda nuestra confianza, ya que muestra equivocaciones en muchas de sus afirmaciones. Recuerda: “La verdadera ciencia es la que no entra en conflicto con las enseñanzas de su creador: Dios”. Para creer en Dios tenemos que conocerlo. Resuélvete a estudiar la Biblia más a menudo y a orar al menos tres veces al día (Juan 5:39; Daniel 6:10; Salmo 55:17; 1 Tesalonicenses 5:17; Romanos 12:12). Si tienes una comunión íntima con Dios, aprenderás a conocerlo y a confiar en él.

Acude a Jesús con tus dudas. Él te ama igualmente y está dispuesto a ayudarte: “Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que viene a mí, no lo rechazo” (Juan 6:37, NBV). Mediante una búsqueda sincera y también con la ayuda de Dios, podemos estar seguros de su existencia: “De un solo hombre hizo a todo el género humano, para que habiten sobre la faz de la tierra, y les ha prefijado sus tiempos precisos y sus límites para vivir, a fin de que busquen a Dios, y puedan encontrarlo, aunque sea a tientas. Pero lo cierto es que él no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:26-27, RVC).

Autor: Escuela Bíblica

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/perguntas-de-um-ateu/

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