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Niños

abril 4, 2025

Muchos dibujos animados contienen más violencia que las películas para mayores.

Talita Castelão

Los padres salen de casa para trabajar y en algún momento del día la madre llama para comprobarlo:

—¿Los niños están bien?

—Sí —alguien al otro lado responde—. Están viendo la televisión.

La realidad no es exactamente así. Los niños no siempre están bien cuando ven la televisión. Así lo señala una investigación publicada en el British Medical Journal a finales de 2014. El estudio de Ian Colman y James Kirkbride comprende un análisis de 45 películas infantiles que van desde el clásico Blancanieves (1937) hasta la contemporánea Frozen (2013).

Según los investigadores, los dibujos animados tienen más violencia y asesinatos que muchas películas para mayores, incluidas las reconocidas producciones Pulp Fiction (1994), El exorcismo de Emily Rose (2005) y Cisne negro (2011). “En lugar de ser una alternativa inofensiva y más suave que las películas de terror y los dramas, los dibujos animados muestran en realidad asesinatos y caos”, concluyen los autores.

El estudio demostró que en los dibujos animados el protagonista tiene casi tres veces más probabilidades de morir que en las películas para mayores. Lo mismo ocurre con los padres de los protagonistas, que tienen hasta cinco veces más posibilidades de sufrir algún tipo de muerte trágica.

La madre de Bambi fue asesinada por una pistola. La madre de Nemo fue devorada por una barracuda. El padre del león Simba fue aplastado por una manada de ñus. Tarzán quedó huérfano por el ataque de un leopardo. Todas las muertes, además de ser conmovedoras, ocurren al principio de las películas. Los villanos también suelen morir trágicamente. Y, sorprendentemente, no hay diferencia en el grado de violencia entre los dibujos animados más antiguos y los actuales.

¿Qué consecuencias tiene esto en la mente de los niños? La televisión y el cine, de alguna manera, sitúan la violencia como algo común y trivial, que incluso puede ser divertido. Valoran la fuerza bruta por encima de la inteligencia y la moral. El estudio de Ana Lúcia de Oliveira Morais sobre los niños y la violencia en la televisión advierte que una escena que dura solo unos segundos se recuerda a largo plazo más que cualquier otro destello de la trama. Como efecto directo, los niños suelen imitar las escenas violentas de las películas. Lo convierten en juegos que incluyen puñetazos y patadas, se embrutecen, hieren a otros niños y refuerzan la idea de que “el más fuerte tiene razón”.

Por término medio, los programas infantiles presentan 25 actos de violencia por hora. Por esta razón, los niños que ven más dibujos animados tienden a ser más agresivos que los que ven pocos. También, con el tiempo, se vuelven insensibles a la violencia del mundo real, dice el investigador.

Los dibujos animados violentos también afectan a las creencias y valores de los niños. Así lo considera Henry Giroux, uno de los mayores representantes de la teoría educativa crítica actual. Henry critica principalmente la “disneyzación” de la cultura infantil. Según él, Disney es más real de lo que se puede imaginar, ya que es una institución cultural masificadora que se esconde tras un manto de inocencia y entretenimiento, pero que, de hecho, se esfuerza por dominar los medios de comunicación mundiales y moldear los deseos, las necesidades y el futuro de los niños.

Teniendo en cuenta los estudios presentados, la precaución debe ser la consigna cuando se trata del bienestar de los niños.

Autor: Taita Borges Castelão es psicólogia clínica, sexóloga y doctora en Ciencias.

La publicación original de este artículo se encuentra en la página web: https://biblia.com.br/perguntas-biblicas/proibido-para-menores/

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